Las cremas a base de corticoesteroides que se prescriben para tratar eccemas o dermatitis no solo no los curan, sino que podrían agravar el problema o incluso provocarlo a medio y largo plazo.
De hecho, uno de cada ocho afectados podrían dejar de sufrir el eccema si dejaran de utilizar la crema, según un estudio publicado en la revista Drug, health and patient safetypor un equipo de investigadores japoneses.
Se trataría de personas afectadas de lo que se conoce como «síndrome de abstinencia a los esteroides tópicos». La teoría es que, con el tiempo, la piel se vuelve «adicta» a los corticoesteroides tópicos. En el momento en que se deja de utilizar la crema empleada para tratar el eccema, se dispara una reacción que empeora el problema, lo que lleva a volver a utilizarla.
Cómo afectan los corticoesteroides a la piel
Para entender por qué ocurre esto, hay que comprender primero cómo actúan las cremas utilizadas contra el eccema.
Los corticoesteroides tópicos impiden a las células de la piel liberar las sustancias inflamatorias que se suelen producir ante una reacción alérgica o una irritación. Se pretende así evitar el enrojecimiento y la inflamación y, a corto plazo, resultan efectivas y pueden mejorar el eccema o la dermatitis. Pero para ello comprimen los capilares sanguíneos que irrigan la piel.
Se cree que el uso continuado de las cremas durante años puede llegar a obstruir esos capilares y causar un enrojecimiento que se confunde con el eccema, pero que es, en realidad, un problema vascular.
Un efecto secundario conocido como eritrodermia o síndrome del hombre rojo que a menudo se confunde con un rebrote de la dermatitis por haberse interrumpido la medicación.
Los autores del estudio señalan que la similitud de las lesiones de la piel con las de la dermatitis o el eccema inicial hace que esta confusión sea habitual entre los dermatólogos, entre los que hay resistencia a aceptar y diagnosticar este síndrome. De hecho, muchos ponen en duda que exista.
Algo que puede ayudar a diferenciarlos es que, en general, la dermatitis atópica afecta sobre todo al cuello, las rodillas y los codos, mientras que en la adicción a los corticoesteroides tópicos se extiende a otras zonas del cuerpo (salvo las palmas de las manos y las suelas de los pies).
Dejar los corticoesteroides podría a la larga devolver a la piel su aspecto normal en muchos casos, o en el peor de ellos, al de una piel con dermatitis atópica, pero sin el agravamiento generado por las cremas.
Ahora bien, el hecho de que la retirada de las cremas provoque inicialmente una exacerbación de síntomas disuade a muchos de intentarlo. De hecho ese «efecto rebote» puede durar desde varios días a varios meses: a una primera fase de exudación le sigue otra de picor, sequedad y descamación que puede resultar desesperante, sobre todo cuando el único tratamiento que se ofrece es retomar el uso de las cremas con corticoesteroides.
Tratar el eccema de forma natural
Frente al uso de corticoesteroides, la medicina natural recomienda métodos menos agresivos de tratar el eccema:
Cambios en la alimentación
Evita los productos lácteos y aumenta las raciones de alimentos antiinflamatorios: lino, cúrcuma, jengibre, setas…
Reducción del estrés
Los brotes de dermatitis se asocian al estrés. Aprende técnicas de relajación y meditación y practícalas a diario.
Cremas naturales
Las cremas a base de aloe vera o caléndula hidratan y suavizan la piel. Elige un producto con una certificación natural o ecológica.
Suplementos que ayudan
La suplementación con ácido gamma-linolénico es eficaz en muchos casos. La homeopatía y la medicina china también pueden ayudar.