¿Hay algún aficionado a los aperitivos al que no le gusten los pretzels? Su sutil dulzura, su generoso crujido y su potente recubrimiento de sal los convierten en un tentempié fácil de amar que nunca pasa de moda. En Casey Barber’s Classic Snacks Made from Scratch, los pretzels duros son una versión clásica. No hay masa madre ni harinas extravagantes, sólo levadura, azúcar moreno y bicarbonato. Vale, en realidad hay un truco: para que la mezcla hirviendo sea más alcalina sin recurrir a la lejía, Barber pide un «bicarbonato de sodio» concentrado. Esto, sin embargo, es fácil de hacer. Simplemente vierta una caja de bicarbonato de sodio en una bandeja para hornear forrada con papel de aluminio, y envíela a un horno de 250 grados durante aproximadamente una hora. ¡Voilà! Bicarbonato de sodio.

Por qué elegí esta receta: Los pretzels duros siempre han sido un tentempié en mi arsenal – culpo a mi diente de sal.

Lo que funcionó: Entre el refresco horneado y el azúcar moreno, el sabor a malta de estos pretzels estaba totalmente en su punto.

Lo que no funcionó: En un horno de 375 grados, mis pretzels se doraron mucho antes de estar completamente crujientes. La próxima vez, bajaré la temperatura del horno a 350 o incluso a 325 y los hornearé unos 20 minutos más para asegurarme de que se conviertan en troncos crujientes antes de que se quemen.

Retalles sugeridos: Los troncos largos pueden ser un poco engorrosos, sobre todo si tu olla de cocción es relativamente estrecha. Cortar los troncos en trozos facilitaría esa dificultad.

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