Se han realizado toneladas de investigaciones sobre las causas de la depresión. A continuación se presenta una breve discusión de los múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales que han sido identificados como relacionados con el desarrollo de la depresión. En el contexto de la hipótesis de la diátesis-estrés, los factores biológicos suelen funcionar como diátesis, los factores psicológicos pueden servir como diátesis o estresores, y los factores sociológicos tienden a funcionar como estresores o desencadenantes.

Biología de la depresión

Es posible que haya oído que la depresión es el resultado de un simple desequilibrio de las sustancias químicas del cerebro. Aunque las sustancias químicas del cerebro son ciertamente parte de la causa, esta explicación es demasiado simplista. Incluso considerando sólo la dimensión biológica de la depresión, el cerebro tiene múltiples capas de complejidad.

Neuroquímica

Neurotransmisores

El cerebro utiliza una serie de sustancias químicas como mensajeros para comunicarse con otras partes de sí mismo y con el sistema nervioso. Estos mensajeros químicos, llamados neurotransmisores, son liberados y recibidos por las numerosas células nerviosas del cerebro, también llamadas neuronas. Las neuronas se comunican constantemente entre sí mediante el intercambio de neurotransmisores. Este sistema de comunicación es esencial para todas las funciones del cerebro.

Un pequeño espacio llamado sinapsis conecta las neuronas entre sí. En un escenario simple, una neurona (el emisor) envía un mensaje de neurotransmisor a través de la sinapsis y la siguiente neurona (el receptor) recibe ese mensaje a través de un receptor incrustado en su superficie. Los receptores son pequeñas moléculas que funcionan como la cerradura de una puerta. Los receptores tienen canales químicos con formas particulares, que coinciden perfectamente con la forma de las moléculas neurotransmisoras que se envían a través de la sinapsis. Cuando un neurotransmisor y un receptor «compatibles» entran en contacto, el neurotransmisor encaja en el canal de la molécula del receptor. Como resultado, el receptor se activa o se abre, como cuando una llave entra en una cerradura y gira para abrirla. Cuando no hay moléculas de neurotransmisor para abrir los receptores, éstos permanecen en un estado cerrado o inactivo.

En la música, no son sólo las notas las que componen una melodía; son también los espacios o silencios entre las notas los que hacen que cada nota destaque y sea distinta. Lo mismo ocurre con los neurotransmisores y las sinapsis. Es necesario que haya un tiempo de silencio entre los mensajes de los neurotransmisores para que esos mensajes tengan algún significado. Es importante permitir que los receptores se restablezcan y desactiven entre los mensajes para que puedan estar listos para recibir la siguiente ráfaga de neurotransmisores. Para lograr este «restablecimiento», los receptores se relajan y liberan los neurotransmisores que han capturado en la sinapsis, donde aproximadamente el 90% de ellos son captados de nuevo (en un proceso llamado recaptación) por la neurona emisora original. Los neurotransmisores se vuelven a empaquetar y reutilizar la próxima vez que se necesite enviar un mensaje a través de la sinapsis. Aunque parezca una serie de pasos complicados, todo este ciclo de transmisión de información se produce en el cerebro en cuestión de segundos. Cualquier problema que interrumpa el buen funcionamiento de esta cadena de acontecimientos químicos puede tener un impacto negativo tanto en el cerebro como en el sistema nervioso.

La depresión se ha relacionado con problemas o desequilibrios en el cerebro con respecto a los neurotransmisores serotonina, norepinefrina y dopamina. Las pruebas son algo indirectas en estos puntos porque es muy difícil medir realmente el nivel de neurotransmisores en el cerebro de una persona. Lo que sí sabemos es que se sabe que los medicamentos antidepresivos (utilizados para tratar los síntomas de la depresión) actúan sobre estos neurotransmisores concretos y sus receptores. Hablaremos más sobre los medicamentos antidepresivos en la sección de tratamiento de este artículo.

El neurotransmisor serotonina está involucrado en la regulación de muchas funciones fisiológicas importantes (orientadas al cuerpo), incluyendo el sueño, la agresión, la alimentación, el comportamiento sexual y el estado de ánimo. La serotonina es producida por las neuronas serotoninérgicas. Las investigaciones actuales sugieren que una disminución de la producción de serotonina por parte de estas neuronas puede causar depresión en algunas personas, y más concretamente, un estado de ánimo que puede hacer que algunas personas se sientan suicidas.

En la década de 1960, la «hipótesis de las catecolaminas» era una explicación popular de por qué las personas desarrollaban depresión. Esta hipótesis sugería que una deficiencia del neurotransmisor norepinefrina (también conocido como noradrenalina) en ciertas áreas del cerebro era la responsable de crear un estado de ánimo deprimido. Investigaciones más recientes sugieren que, efectivamente, hay un subconjunto de personas deprimidas que tienen niveles bajos de norepinefrina. Por ejemplo, los estudios de autopsias muestran que las personas que han experimentado múltiples episodios depresivos tienen menos neuronas norepinefrínicas que las personas que no tienen antecedentes depresivos. Sin embargo, los resultados de la investigación también nos dicen que no todas las personas experimentan cambios de humor en respuesta a la disminución de los niveles de norepinefrina. Algunas personas deprimidas muestran en realidad una hiperactividad en las neuronas que producen norepinefrina. Estudios más actuales sugieren que, en algunas personas, los niveles bajos de serotonina desencadenan un descenso de los niveles de norepinefrina, lo que conduce a la depresión.

Otra línea de investigación ha estudiado los vínculos entre el estrés, la depresión y la norepinefrina. La norepinefrina ayuda a nuestro cuerpo a reconocer y responder a las situaciones de estrés. Los investigadores sugieren que las personas que son vulnerables a la depresión pueden tener un sistema norepinefrínico que no maneja los efectos del estrés de forma muy eficiente.

El neurotransmisor dopamina también está relacionado con la depresión. La dopamina desempeña un papel importante en la regulación de nuestro impulso para buscar recompensas, así como en nuestra capacidad para obtener una sensación de placer. Los niveles bajos de dopamina pueden explicar en parte por qué las personas deprimidas no obtienen la misma sensación de placer de las actividades o las personas que antes de deprimirse.

Recientemente, otro neurotransmisor, el glutamato, también ha sido implicado en la depresión, pero en este momento se necesita más investigación para determinar la naturaleza de esta relación.

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