Carácter de la ciudad
El poeta y filósofo argentino Ezequiel Martínez Estrada (1895-1964) llamó a Buenos Aires «La cabeza de Goliat», una metáfora que comparaba el desequilibrio de la relación de la ciudad con el resto del país con el de un gigante de cabeza grande y cuerpo débil. La riqueza y la influencia de la ciudad eclipsan la vida del resto del país, pero Buenos Aires también presenta a Argentina sus problemas económicos y sociales más graves. Esta dicotomía ha convertido a Buenos Aires en un centro de agitación política y social.
Esta grandiosa ciudad con amplias avenidas y un vibrante ambiente cosmopolita tiene un carácter más europeo que latinoamericano. Con poca arquitectura colonial y pocos edificios emblemáticos, Buenos Aires es sobre todo una ciudad de barrios característicos que tienen sus propios lugares de encuentro, generalmente cafés o bares. Se trata de una tradición arraigada en la época colonial, cuando el centro de cada barrio era un almacén de ramos generales y un bar conocido como pulpería. Estos barrios proporcionan un sentido de comunidad a la gente que vive en una expansión urbana que a principios del siglo XXI crecía el doble de rápido que el país en su conjunto.
La energía y el bullicio del Buenos Aires moderno son más evidentes en el centro de la ciudad, el lugar de entretenimiento, compras y cafés. Los porteños disfrutan de la política, el fútbol y la oferta cultural de la ciudad. Por la noche, las boites de Buenos Aires se llenan de gente que baila el tango, el baile emocional que se originó en los barrios bajos de la ciudad y que se dice que refleja la esencia del alma del porteño.