Acaba con los factores desencadenantes
La forma más fácil de calmar la piel sensible es asegurarte de que nunca se enciende. Presta atención a los alimentos, bebidas o factores ambientales específicos que pueden hacer que tu piel reaccione. Si hay un determinado alimento que le hace enrojecer, intente evitarlo o sustituirlo. Los alimentos probablemente desencadenantes pueden ser los lácteos, el azúcar, la carne y las grasas saturadas. Intenta mantener una dieta rica en antioxidantes a base de verduras de hoja verde, frutas y hortalizas. En cuanto a las bebidas, los refrescos azucarados, el café y el alcohol son probables culpables que también pueden desencadenar reacciones y sensibilidad en la piel. Intenta limitar su consumo y considéralo más como un capricho que como una bebida básica. El agua, las infusiones y los zumos de frutas frescas son las mejores opciones.
Calma con bruma
Si tu piel empieza a reaccionar puedes contrarrestar la sensación de calor y el enrojecimiento con una bruma calmante. Utiliza un producto a base de agua con cualidades calmantes y fórmulas con aceite de lavanda, pepino o caléndula, que pueden ser hidratantes y calmantes y hacer que tu piel se sienta y se vea mejor con unas pocas pulverizaciones. Tenga una bruma a mano, sobre todo en situaciones que irriten la piel, como después de hacer ejercicio, en un avión o en un clima extremadamente caluroso. A continuación, aplique una crema hidratante para que su piel permanezca hidratada incluso después de que el agua se evapore.
Hidratante calmante
Con la piel sensible debes utilizar productos con un mínimo de ingredientes. Lo más importante es que tu crema hidratante no contenga fragancias ni alcohol, y también debe ser no comedogénica. Busca productos que contengan ceramidas y que tengan cualidades restauradoras. Además, la consistencia es muy importante para las pieles que se irritan con facilidad. Una vez que encuentres un producto que funcione en tu piel, deberías tenerlo almacenado en tu armario de belleza a largo plazo.
Verde
El verde debe ser tu color favorito cuando se trata de ayudar a calmar tu piel. El primero es el té verde. Puedes comprar limpiadores, tónicos y cremas hidratantes con este ingrediente para ayudar a calmar tu piel. También puedes crear un tónico calmante casero poniendo a remojo unas cuantas bolsitas de té verde y dejando que el agua se enfríe, empapando una toallita y dejándola reposar suavemente sobre el rostro durante unos minutos. Tendrá un efecto fresco y reconstituyente en tu piel. La otra forma en que el color verde puede ayudar es utilizando una base de color verde para ocultar las rojeces. Cuando tu piel está especialmente irritada, esta es una buena manera de crear una base para tu piel para que puedas aplicar la base de maquillaje.
Limpieza y exfoliación suaves
La limpieza y la exfoliación son importantes para tener una piel sana, pero también pueden ser factores de irritación. Si te limpias con alcohol o fragancias puedes irritar tu piel. Cuando te exfolies, asegúrate de evitar los productos que sean ásperos y contengan arena o cristales. Son demasiado agresivos y pueden provocar un brote. Para seguir eliminando las células muertas de la piel, busque productos con antioxidantes o ácidos suaves que puedan eliminar la capa superior sin dejar la piel en mal estado. Recomendamos el Gel Limpiador Suave Clean+ de Garnier SkinActive, diseñado específicamente para pieles sensibles y con una textura refrescante que limpia y restaura la piel. También hay toallitas para la piel sensible que ayudan a limpiar y calmar la piel.