La radiodifusión ha crecido mucho en los casi 15 años que han pasado desde que la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos puso la banda S (la frecuencia de 2,3 GH) a disposición del servicio de radio digital. Con la capacidad de emitir con un sonido de alta calidad y sin estática a una distancia que supera las 20.000 millas, la radio por satélite es uno de los avances más significativos en el mundo de la radiodifusión desde el lanzamiento de la propia FM. Las empresas de radio por satélite Sirius, XM y WorldSpace han aprovechado esta tecnología y la han hecho llegar a las masas a escala mundial. Pero, ¿cómo funciona realmente la radio por satélite?
Todos los servicios de radio por satélite tienen tres cosas en común: los propios satélites, los repetidores en tierra y los receptores de radio. Estos componentes se utilizan para emitir la señal de radio que un cliente escucha tras suscribirse a un servicio. Pero cada uno de estos proveedores de servicios (Sirius, XM y WorldSpace) utiliza un sistema de transmisión único para hacer llegar el sonido (señales de radio) al abonado. Por ejemplo, Sirius utiliza satélites que orbitan alrededor de la Tierra en forma oblonga. Aunque esto puede parecer irrelevante para el oyente medio, es importante porque el modelo de Sirius hace posible que los satélites lleguen más alto en el cielo y, por tanto, pierdan su señal con menos frecuencia que otros proveedores. XM, por su parte, opera con satélites geoestacionarios que orbitan alrededor de la Tierra de forma sincronizada con los movimientos habituales del planeta. La recepción de la radio se consigue y, para hacerla más clara, XM utiliza entonces una red de antenas que retransmiten la señal para evitar las interrupciones que se sabe que se producen cerca de edificios altos, puentes o colinas.
Así que ya sabemos cómo se transmite la señal de radio en sí, ¿cuándo se añade la música a la mezcla? En los centros de transmisión digital, donde los programadores de radio se encargan de elegir qué canción se reproducirá y cuándo. Estos centros mantienen la música tanto en formato digital como en formato CD y a menudo también disponen de un espacio de estudio donde se puede grabar a los artistas y transmitir su sonido, en directo. La altísima calidad del sonido que escuchan los abonados es posible gracias a un proceso llamado compresión digital, un procedimiento en el que se utilizan algoritmos (un conjunto de reglas desarrolladas para descomponer un problema, o proceso, en pasos más pequeños y sencillos) para exprimir la mayor cantidad de sonido posible en el ancho de banda disponible. Las radios por satélite son las únicas lo suficientemente sofisticadas como para decodificar estas señales, razón por la cual se requiere una suscripción y por la que no podrá acceder al mismo contenido a través de su dial AM/FM cotidiano. La exclusividad, la calidad del sonido, la popularidad y la ausencia de publicidad de la radio por satélite han sido factores clave para que las empresas puedan ofrecer el servicio por satélite a un precio razonable.