En este nuevo artículo aprenderás a recordar algo que has olvidado.

¿Siempre te olvidas de los deberes e incluso de cuáles son las tareas y cuándo debes hacerlas? Te cuesta recordar los nombres de las personas? ¿Crees que tienes mala memoria?

Este artículo te enseñará técnicas sobre cómo recordar cosas que has olvidado y estrategias para evitar que se te escape información crítica.

Cómo recordar algo que has olvidado:

Cierra los ojos.

Investigaciones recientes sugieren que cerrar los ojos mejora tu capacidad para recordar información. Esto puede ocurrir porque elimina las posibles interferencias y te centras mejor en los recuerdos y sus detalles.

Reconstruye la situación

Recrea el entorno en el que te encontrabas cuando pensaste por primera vez en la cosa que ahora te falta, cuando aprendiste esta información o cuando recuerdas por última vez que tienes un objeto que has perdido.

Cuando tienes una gran idea en la ducha, esta idea se graba en el cerebro junto con el contexto o entorno (en este caso en la ducha). Esta idea está relacionada con el recuerdo de la ducha, el olor del champú, el sonido del agua que fluye y la sensación de dejarla en la piel.

Experimentar esta experiencia puede ayudarte a recordar información olvidada.

Tranquilízate.

Cierra los ojos, respira profunda y relajadamente. La ansiedad por no poder recordar algo puede impedirte hacerlo. Intenta calmarte, porque la «mala» memoria, la frustración y el pánico no hacen más que alejar la energía mental del objetivo.

En algunos casos, para calmarte, tienes que salir y hacer otra cosa. Tómate un descanso de cinco minutos, habla con alguien, mira la televisión o trabaja en otro proyecto.

Para y escucha.

La razón por la que olvidas los nombres no es porque seas «olvidadizo», sino porque no has escuchado bien.

Puedes estar tan emocionado o molesto cuando conoces a alguien, o tan preocupado por tener que causar una buena impresión que no dejas que tu cerebro procese información importante como el nombre de la persona que tienes delante.

Aparta todos los demás pensamientos, mira directamente a la persona, mírala a los ojos y escúchala. Recordar su nombre debe ser su prioridad.

Cree una asociación visual.

Nuestro cerebro es muy bueno para almacenar información visual, por lo que crear una conexión entre el nombre y el apellido de una persona hará que sea mucho más fácil de recordar.

Por ejemplo, si se encuentra con una persona que se llama Kate y tiene los ojos azul oscuro, vea el cielo claro de este color.

Repite el nombre de la persona al menos dos veces.

Repetir ayuda a mejorar esta información en la memoria porque refuerza las conexiones neuronales en el cerebro.

Cuando una persona te diga su nombre, repítelo, confirmando que lo ha entendido correctamente. Esto puede ser especialmente útil en el caso de nombres difíciles de pronunciar.

Repite el nombre de la persona, diciendo «Encantado de conocerte, Michael». Cuando se vaya, repita el nombre de la persona en su cabeza.

Cree asociaciones inusuales.

¿Ha oído alguna vez a alguien decir que tiene un hilo en el dedo para no olvidar nada? La idea detrás de este método es que el hilo alrededor del dedo es tan extraño que ayuda a recordar la información relacionada.

Puedes crear todo tipo de asociaciones, cuanto más extrañas mejor. Si necesitas hacer algo en tu ordenador, pon algo inusual en tu teclado (como un barco de juguete o un plátano), así que asegúrate de pagar tus cuentas cuando uses Internet y no veas fotos de tus adorables gatitos.

VEA TAMBIÉN: Cómo aumentar el poder de concentración al estudiar o trabajar

Guarda el recordatorio en tu smartphone .

En cuanto tengas una cita con tu médico, coge el teléfono y apúntate al calendario. Casi todos los teléfonos móviles modernos permiten configurar un recordatorio de alarma para una próxima cita, con cinco minutos, una hora, un día o incluso una semana de antelación.

El secreto está en colocar un recordatorio «en cuanto» conciertes una cita (o te enteres del cumpleaños de alguien).

También puedes establecer recordatorios recurrentes. Si tienes que llevar a tu hermana pequeña después del entrenamiento de tenis todos los martes, puedes establecer un aviso que se emita semanalmente.

Repetir.

Si vas a la habitación a por la cura, recita en voz baja la «cura» cuando llegues a la habitación. La repetición de un pensamiento o idea hace que permanezca activo en la memoria a corto plazo (que suele almacenar la información sólo durante 10-15 segundos).

Esto le ayudará a evitar el problema de entrar en la habitación y preguntarse: «¿Qué he venido a hacer?».

Cuanto más acceda o «utilice» la memoria, más probable será que acabe en la memoria a largo plazo, que puede almacenar información indefinidamente.

Incluso cantar sobre lo que tiene que hacer puede ayudarle a recordar. Elige un tema sencillo o una de tus canciones favoritas y canta que estás haciendo la cura ahora.

Crea un entorno de aprendizaje similar al que necesitarás para recordar la información.

Si está estudiando para un examen que tiene lugar en una sala silenciosa donde el único sonido es el tic-tac de un reloj, podrá recordar mejor la información el día del examen si estudia en un entorno similar (1), como una biblioteca o un aula dedicada al examen.

Intenta no estudiar en el sofá o sentado en la cama, ya que probablemente harás un examen frente a tu escritorio.

Escribe una nota adhesiva y colócala en un lugar que veas con frecuencia.

¿Siempre te olvidas las llaves? Escribe «llaves» en la nota adhesiva y colócala justo en medio de la puerta de entrada.

Prueba este método si quieres hacer algo en tu ordenador. Cuando estás delante de la pantalla, te distraes tanto que puedes olvidarte fácilmente de tus compromisos.

Coloca una nota adhesiva en el monitor y luego deslízala a un lado mientras trabajas para no perder la concentración.

Busca nuevas experiencias.

Cuantas más veces hagas algo, menos difícil te resultará. Si puedes decorar una tarta sin ni siquiera pensar en ello, trabajas muy poco en tu cerebro. Para entrenar y mejorar tus capacidades mentales, necesitas tener más retos.

Asegúrate de estar realmente interesado en las nuevas actividades. Fingiendo estar interesado, tu cerebro no se pondrá a prueba.

Haz que tu cuerpo trabaje con ejercicios aeróbicos.

Ve, corre, salta en el trampolín; haz cualquier ejercicio que pueda acelerar tu ritmo cardíaco, y tu cerebro también estará en buena forma. Una de las razones es que el deporte aumenta el suministro de oxígeno rico en nutrientes al cerebro, ayudando a que funcione mejor.

Los estudios han demostrado que el efecto de la actividad física en el cerebro es acumulativo. Esto significa que si se entrena con regularidad, se consiguen mejores resultados que si se hace de vez en cuando.

Hable con la gente.

La gente suele pensar en actividades que pueden mantener el cerebro en buena forma, imagínese el sudoku o los crucigramas, pero estos «ejercicios cerebrales» son menos eficaces para poner a prueba nuestra mente que una conversación real.

El diálogo te obliga a escuchar, asimilar y procesar la información para poder formular una respuesta.

Utiliza técnicas mnemotécnicas para almacenar información.

Estos trucos sirven para ordenar la información en frases, imágenes o palabras fáciles de recordar.

Hay innumerables formas de inventar dispositivos mnemotécnicos. Intenta inventar rimas, crear acrónimos o imágenes que sean fáciles de recordar.

Divide tus sesiones de ciencias.

En lugar de una sola sesión larga que puede suponer un esfuerzo para tu cerebro, planifica tus sesiones con el Ritmo Ultradiano.

Ve también: Cómo estudiar más eficazmente: 34 maneras de lograr un éxito duradero

Trate de desglosar la información.

Es más fácil recordar la información en pequeños grupos que en una larga secuencia.

Identifica las similitudes más obvias en la información que intentas recordar, como una fecha o un lugar importante, y luego ordena el resto de los datos en esta categoría.

Resume cada párrafo en el margen del libro de texto.

Leer la información por sí sola no siempre es suficiente, también hay que entenderla. Para escribir un resumen, tienes que pensar en lo que acabas de leer, sacar la información más importante y aprenderla de nuevo.

Cuando hayas terminado de leer, intenta ver el tema desde una perspectiva más amplia y luego sigue acotando el campo hasta que hayas estudiado las lecciones, los temas y los hechos más importantes que debes tener en cuenta.

Si prefieres no escribir nada en el libro de texto, resume cada párrafo en tu cuaderno. Incluso puedes romper la página y guardarla en el bolsillo para poder estudiarla estés donde estés.

Vete a dormir.

Nuestro cerebro codifica la información (o los recuerdos de las formas) cuando estamos despiertos y somos vulnerables a todo tipo de interferencias. Hasta que la mente transforma estos datos en memoria a largo plazo (2), las distracciones diarias pueden conducir al olvido.

El sueño es el entorno ideal para la operación cerebral y la transformación de nuevos recuerdos en información almacenada a largo plazo.

Una siesta entre la sesión de investigación y la siguiente es una forma estupenda de que el cerebro absorba lo que acaba de aprender.

Crea una imagen mental que… explotará.

Si siempre te olvidas de dónde pones las llaves, prueba este truco: la próxima vez que las dejes en algún sitio, fíjate en dónde las has puesto y luego imagina que explotan.

Este truco utiliza la capacidad del cerebro de almacenar mucha información visual.

Quiero agradecerte que te hayas tomado el tiempo de leer mi artículo sobre cómo recordar algo que has olvidado. Espero sinceramente que su contenido le haya sido de buena ayuda.

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