¿Cómo sabías lo que estaba pensando?

Nadie puede leer la mente, pero puede acercarse observando las manifestaciones no verbales. Algunas señales no verbales son más obvias que otras. Las señales obvias son más fáciles de leer e interpretar para los observadores. Del mismo modo, las señales obvias son más fáciles de controlar para los hablantes, camuflando así sus verdaderos pensamientos. Las señales no verbales sutiles son más difíciles de controlar y revelan información más íntima. Una de estas señales sutiles es el fruncido de labios.

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El fruncido de labios

Es una muestra de fruncido o redondeo de labios leve, casi imperceptible. Este gesto señala disensión o desacuerdo. Cuanto más pronunciado es el fruncimiento de labios, más intenso es el desacuerdo o la disensión. Los labios fruncidos significan que la persona ha formado un pensamiento en su mente que está en oposición a lo que se está diciendo o haciendo. Saber lo que piensa una persona te da una ventaja. El truco consiste en hacerla cambiar de opinión antes de que tenga la oportunidad de articular su oposición. Una vez que una opinión o decisión se expresa en voz alta, cambiar de opinión se hace más difícil debido al principio psicológico de la coherencia. La toma de decisiones provoca cierta tensión. Cuando una persona toma una decisión, la tensión se disipa. Es menos probable que cambie de opinión porque hacerlo significaría admitir que su primera decisión fue mala, lo que provoca tensión. Mantener una posición articulada provoca menos tensión que volver a pasar por el proceso de toma de decisiones, por muy persuasivos que sean los argumentos para el cambio. En otras palabras, cuando la gente dice algo, tiende a ser coherente con lo que dijo.

La próxima vez que presente un proyecto o una propuesta a su supervisor, esté atento a la exhibición del fruncido de labios. Si su supervisor frunce los labios durante su presentación, usted sabe que ya se ha formado un pensamiento en contra de su propuesta. Si ve que frunce los labios, debe intentar que su supervisor cambie de opinión antes de que exprese su oposición. Las declaraciones empáticas son ideales para este propósito. Pruebe: «Así que no cree que lo que estoy diciendo tenga mucho sentido. Permítame repasar algunas cosas que le demostrarán que lo que estoy proponiendo es el mejor curso de acción». Reconoces la duda de tu supervisor y presentas contraargumentos para que cambie de opinión antes de que exprese su pensamiento negativo. Observar si se fruncen los labios también es útil cuando se habla con el cónyuge, los colegas y los amigos.

Observo si se fruncen los labios durante mis conferencias. Si un participante frunce los labios, utilizo una declaración empática para descubrir cuál es la naturaleza de la oposición a lo que estoy diciendo. Por ejemplo: «Tienes problemas con este concepto». Cuando utilizo esta técnica, los participantes suelen comentar: «¿Cómo sabías lo que estaba pensando?

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