Éxitos posteriores
A lo largo de los años, Louboutin ha seguido produciendo temporada tras temporada un calzado imaginativo. «Para inspirarme, a menudo imagino a una cortesana viviendo su vida en un circo», explicó a la revista Marie Claire. Ha convertido sus zapatos de belleza surrealista en una historia de éxito internacional. Según The New Yorker, cada año vende más de 500.000 pares de su fabuloso calzado. El precio de un par de Louboutins puede oscilar entre los 400 y los 6.000 dólares. Louboutin tiene tiendas en todo el mundo, además de su sede en París.
Además de los zapatos de mujer, Louboutin ha trabajado para ampliar su alcance en la moda. Se ramificó en los bolsos en 2003, lanzó una línea de zapatos para hombres en 2011 y desde entonces ha introducido sus esmaltes de uñas, barras de labios y fragancias.
Fuera de su imperio de la moda, Louboutin ha asumido algunos retos creativos. Trabajó con el director David Lynch en una exposición fotográfica en 2007. En 2012, Louboutin ayudó a diseñar muchos elementos de Feu, o «Fuego», un espectáculo en el legendario club parisino Crazy Horse.
Intentos de marcas
Con todo su éxito, Louboutin ha trabajado duro para defender sus diseños de copiadores y falsificadores. Llevó a los tribunales a la firma de moda Yves Saint Laurent por el uso de suelas exteriores rojas en algunos de sus zapatos, y en 2012 demandó a la empresa holandesa vanHaren por el mismo asunto. El diseñador también creó su propio sitio web para hacer frente al problema de la falsificación de zapatos.
Los intentos de Louboutin de registrar la marca de sus emblemáticas suelas rojas sufrieron un revés en febrero de 2018, cuando el abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea determinó que el color de las suelas de sus zapatos no podía considerarse una entidad separada de la forma del producto, lo que debilitó sus reclamaciones de infracción de marca. Sin embargo, el máximo tribunal de la U.E. falló en junio a favor de Louboutin, diciendo que la ley que prohíbe el registro de formas no se aplicaba aquí, devolviendo así el caso a un tribunal holandés para el fallo final.