Según la Fiscalía de la Corona del Reino Unido, los siguientes comportamientos son signos de control coercitivo.
Supervisión de las actividades
Una persona puede ejercer el control decidiendo lo que alguien viste, a dónde va, con quién se relaciona, qué come y bebe y en qué actividades participa. La persona controladora también puede exigir u obtener acceso al ordenador, al teléfono móvil o a la cuenta de correo electrónico de la pareja.
El agresor también puede intentar convencer a su pareja de que quiere controlarla porque la quiere. Sin embargo, este comportamiento no es parte de una relación sana o amorosa.
Ejercer control financiero
Esto ocurre cuando una persona controla el acceso de alguien al dinero y no le permite tomar decisiones financieras. Esto puede dejar a la persona sin comida o ropa y hacer más difícil que deje la relación.
Aislando a la otra persona
Una persona controladora puede intentar que su pareja corte el contacto con la familia y los amigos para que sea más fácil de controlar.
También puede impedir que vaya al trabajo o a la escuela.
Insultar a la otra persona
Los insultos sirven para minar la autoestima de la persona. Pueden consistir en insultar, resaltar las inseguridades de la persona o menospreciarla.
Con el tiempo, la persona que experimenta este abuso puede empezar a sentir que se merece los insultos.
Amenazar y ser intimidante
Las amenazas pueden incluir amenazas de violencia física, autolesiones o humillación pública. Por ejemplo, una persona que intenta controlar a su pareja puede amenazar con hacerse daño a sí misma si su pareja intenta abandonar o publicar imágenes sexualmente explícitas o datos personales en Internet.
La persona controladora también puede romper objetos del hogar o las pertenencias sentimentales de su pareja en un intento de intimidarla y asustarla.
Utilizar la coacción sexual
La coacción sexual se produce cuando el agresor manipula a su pareja para que tenga una actividad sexual no deseada. Puede utilizar la presión, las amenazas, la culpabilización, las mentiras u otras artimañas para obligarla a mantener relaciones sexuales.
Involucrando a los niños o a las mascotas
La persona controladora puede utilizar a los niños o a las mascotas de la familia como otro medio para controlar a su pareja. Puede hacerlo amenazando a los niños o a las mascotas, o intentando quedarse con su custodia exclusiva si su pareja se va.
También pueden intentar manipular a los niños para que no les guste el otro padre.