Agosto 10, 2004 — Los niveles elevados de hormonas tiroideas pueden tener un efecto tóxico directo sobre el desarrollo del feto, según muestra un nuevo estudio. Las mujeres con problemas de tiroides deben acudir al médico -y hacerse un análisis de sangre- de inmediato, dicen los investigadores.

«Nuestros datos muestran un aumento del triple al cuádruple en la tasa de abortos espontáneos» en madres con exceso de hormonas tiroideas, escribe el investigador Samuel Refetoff, MD, con el departamento de genética y medicina molecular de la Universidad de Chicago.

Su artículo aparece en el número de esta semana de la revista Journal of the American Medical Association (JAMA). Llega tras las pruebas publicadas hace apenas unas semanas, que muestran que las mujeres con deficiencia tiroidea deben aumentar su dosis cada semana cuando se enteran de que están embarazadas hasta que se puedan realizar pruebas para determinar sus necesidades exactas.

Hay mucho en juego: Durante esas primeras semanas, el feto en desarrollo depende totalmente del suministro de hormonas tiroideas de la madre. Si la cantidad es insuficiente, el bebé corre el riesgo de ver afectado su desarrollo mental e incluso de morir. Como el impacto en los bebés es tan grave, los recién nacidos son examinados rutinariamente para detectar esta deficiencia.

La necesidad de hormona tiroidea de una mujer aumenta durante las primeras semanas de embarazo; alrededor del 2% de las mujeres embarazadas toman suplementos para prevenir esta deficiencia.

Sin embargo, las consecuencias del exceso de hormona tiroidea -para el bebé- no se conocen bien. Estudiar esta interacción ha sido difícil. «No ha quedado claro si el problema durante el embarazo está causado por la hiperactividad de las funciones corporales de la madre (debido al hipertiroidismo) – o porque están dando demasiada hormona al bebé», dice Refetoff a WebMD. «Es imposible disociar una cosa de la otra».

Su estudio es el primero que arroja algo de luz sobre esta cuestión. «Estamos descubriendo que el exceso de hormonas es tan malo, y probablemente peor, que la escasez», dice Refetoff. «Prescribir estas hormonas sin analizar primero a la madre no es prudente».

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