La depresión grave es un trastorno muy serio que puede tener consecuencias devastadoras si no se trata adecuadamente. Pero toda la negatividad y la presión que percibe una persona con depresión no es un reflejo de lo que realmente es. El tratamiento de la depresión consiste en cuidar de la persona en su totalidad y guiarla hacia una perspectiva más clara de quién es realmente y de las oportunidades que tiene ante sí, incluida su relación de pareja.
Es importante dejar espacio para la experiencia de la depresión, para la aceptación y la curación. El mero hecho de resentirse y luchar contra el trastorno día tras día puede perpetuar los síntomas y aumentar las dudas y las críticas. Comprometerse con un tratamiento residencial puede ser una de las mejores oportunidades para una persona con depresión mayor, ya que puede dar prioridad a la recuperación y dejar de lado los desencadenantes comunes que aumentan el estrés y arrojan más sombras sobre el objetivo de la depresión. En este entorno, los clínicos pueden ayudar a los clientes a encontrar los mejores medicamentos y dosis para minimizar los síntomas de la depresión. Además, los expertos saben cómo cultivar un equilibrio entre hacer un espacio compasivo para la experiencia de la depresión y también dirigir la atención a los momentos de empoderamiento y las situaciones positivas que son accesibles para un cliente, especialmente los desafíos que son capaces de superar a pesar de la depresión.
Un beneficio crítico de cuidar la perspectiva externa, como la de un consejero o terapeuta, es que puede ayudar a alguien con trastorno depresivo mayor a ver el filtro de la depresión como lo que es: una distorsión, no una representación honesta de lo que realmente sucede a su alrededor o una representación honesta de su propia autoestima. Cuando un terapeuta ayuda a un cliente a dar un paso atrás y ver el trastorno por lo que es y por cómo opera en su mente, sus pensamientos y sus emociones, puede empezar a quitarle parte del poder a ese filtro de la depresión. Cuanto más pueda recordar alguien que es el trastorno el que pesa sobre su visión y experiencia del mundo, más podrá ser consciente de las perspectivas alternativas y tener esperanza en un futuro de recuperación.
Además del tratamiento integral para el individuo, la terapia de pareja puede ayudar a cimentar a los miembros de la pareja con herramientas y estrategias de afrontamiento para gestionar la presencia del pesimismo, la duda y la crítica. Pasar un tiempo regular en terapia juntos también puede servir para refrescar la perspectiva de la pareja y mantener la conciencia de que el filtro de la depresión es un reto al que se enfrentan, no un reflejo real del valor de ninguno de los miembros de la pareja. Con el apoyo de la terapia, una pareja puede identificar las necesidades de ambos y desarrollar estrategias para equilibrar y satisfacer esas necesidades. Un terapeuta puede ayudarles a crear expectativas razonables y pasos a seguir, especialmente cuando surgen críticas u otros conflictos. Ambos miembros de la pareja pueden sentirse más seguros, sabiendo que no están solos y que tienen herramientas accesibles para manejar los efectos, a veces abrumadores, de la depresión.
Alguien con depresión -de hecho, todos nosotros necesitamos sentirnos seguros dentro de nosotros mismos y en el contexto de una relación. Las claves para una conexión segura son la comunicación abierta y un equilibrio productivo entre el espacio y la unión. Una relación siempre está evolucionando, al igual que nosotros como individuos, al igual que la depresión. La comunicación honesta y el respeto por la expansión de la interdependencia apoyarán todos los elementos dinámicos en juego. El apoyo a largo plazo debe provenir no sólo del interior de la relación cuando un miembro de la pareja tiene una depresión grave, sino también del exterior para garantizar los mejores resultados para la recuperación individual y de la relación.