¿Qué es la economía colaborativa?

La economía colaborativa es un modelo económico que se define como una actividad basada en el intercambio entre pares (P2P) de adquirir, proporcionar o compartir el acceso a bienes y servicios que a menudo es facilitado por una plataforma en línea basada en la comunidad.

Las claves

  • La economía colaborativa implica transacciones a corto plazo entre pares para compartir el uso de bienes y servicios ociosos o para facilitar la colaboración.
  • La economía colaborativa a menudo implica algún tipo de plataforma en línea que conecta a compradores y vendedores.
  • La economía colaborativa está creciendo y evolucionando rápidamente, pero se enfrenta a importantes retos en forma de incertidumbre regulatoria y preocupación por los abusos.

Entendiendo la economía colaborativa

Las comunidades de personas han compartido el uso de activos durante miles de años, pero la llegada de Internet -y su uso de big data- ha facilitado que los propietarios de activos y los que buscan utilizarlos se encuentren. Este tipo de dinámica también puede denominarse economía compartida, consumo colaborativo, economía colaborativa o economía entre iguales.

Las economías compartidas permiten a individuos y grupos ganar dinero con activos infrautilizados. En una economía compartida, los activos ociosos, como los coches aparcados y las habitaciones libres, pueden alquilarse cuando no se utilizan. De este modo, los activos físicos se comparten como servicios.

Por ejemplo, los servicios para compartir coches como Zipcar pueden ayudar a ilustrar esta idea. Según datos del Instituto Brookings, los vehículos privados no se utilizan durante el 95% de su vida útil. En el mismo informe se detallaba la ventaja de costes del servicio de alojamiento compartido Airbnb frente a los hoteles, ya que los propietarios de viviendas hacen uso de las habitaciones que les sobran. Las tarifas de Airbnb son entre un 30 y un 60% más baratas que las de los hoteles de todo el mundo.

La economía colaborativa está evolucionando

La economía colaborativa ha evolucionado en los últimos años hasta convertirse en un término global que hace referencia a una serie de transacciones económicas en línea que incluso pueden incluir interacciones entre empresas (B2B). Otras plataformas que se han unido a la economía colaborativa son:

  • Plataformas de co-trabajo: Empresas que ofrecen espacios de trabajo abiertos y compartidos para autónomos, emprendedores y empleados que trabajan desde casa en las principales áreas metropolitanas.
  • Plataformas de préstamos entre particulares: Empresas que permiten a los particulares prestar dinero a otros particulares a tipos más baratos que los ofrecidos a través de las entidades de crédito tradicionales.
  • Plataformas de moda: Sitios que permiten a los particulares vender o alquilar su ropa.
  • Plataformas de freelance: Sitios que ofrecen poner en contacto a trabajadores autónomos a través de un amplio espectro que va desde el trabajo independiente tradicional a los servicios tradicionalmente reservados a los manitas.

Espoleada principalmente con el crecimiento de Uber y Airbnb, se espera que la economía compartida crezca de 14.000 millones de dólares en 2014 a una previsión de 335.000 millones de dólares en 2025.

Críticas actuales a la economía compartida

La crítica a la economía compartida a menudo implica la incertidumbre regulatoria. Las empresas que ofrecen servicios de alquiler suelen estar reguladas por las autoridades federales, estatales o locales; los individuos sin licencia que ofrecen servicios de alquiler pueden no estar siguiendo estas regulaciones o pagando los costes asociados. Esto podría suponer darles una ventaja que les permita cobrar precios más bajos.

Otra preocupación es que la falta de supervisión gubernamental dé lugar a graves abusos tanto de compradores como de vendedores en la economía colaborativa. Esto se ha puesto de manifiesto en numerosos casos muy publicitados de cosas como cámaras ocultas en las habitaciones alquiladas, demandas por el trato injusto de los contratistas de viajes compartidos por parte de las plataformas que los emplean, e incluso asesinatos de clientes por parte de proveedores de alquileres y viajes compartidos reales o fraudulentos.

También existe el temor de que la mayor cantidad de información compartida en una plataforma online pueda crear prejuicios raciales y/o de género entre los usuarios. Esto puede ocurrir cuando se permite a los usuarios elegir con quién compartirán sus casas o vehículos, o debido a la discriminación estadística implícita de los algoritmos que seleccionan a los usuarios con características como un mal historial crediticio o antecedentes penales.

Por ejemplo, Airbnb tuvo que enfrentarse a quejas de discriminación racial por parte de posibles inquilinos afroamericanos y latinos debido a la preferencia generalizada de los usuarios de no alquilar a estos clientes. A medida que se presentan más datos y la economía colaborativa evoluciona, las empresas de esta economía se han comprometido a combatir los prejuicios tanto en sus usuarios como en sus algoritmos, a menudo limitando deliberadamente la disponibilidad de información para y sobre los compradores y vendedores.

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