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Gracias a la moda de los probióticos que ha surgido en los últimos años -y al tónico milagroso kombucha que le sirve de combustible- confraternizar con las bacterias que viven en nuestro microbioma (sí, los 100 billones de ellas) se ha convertido en algo relativamente normal. Tanto es así, que está inspirando a las personas preocupadas por la salud a infundir más bacterias «buenas» no sólo en sus dietas, sino también en el cuidado de su piel.

«Para la piel, los probióticos funcionan de forma similar a como lo hacen para el sistema digestivo», explica la dermatóloga neoyorquina Dra. Francesca Fusco. «Ayudan a que se mantenga en un estado de equilibrio». A nivel superficial, esto se traduce en un cutis no demasiado seco ni demasiado graso, y en una piel que puede repeler eficazmente las condiciones ambientales que causan inflamación. En otras palabras, si quieres tener un brillo impecable, debes empezar por nutrir la flora de tu piel. Desde el mantenimiento de un equilibrio bacteriano saludable en la piel hasta el tratamiento de los brotes y las erupciones de todos los tamaños, aquí los expertos opinan sobre por qué un régimen de cuidado de la piel con probióticos realmente funciona.

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El acto de equilibrio
Según la Dra. Whitney Bowe, los probióticos benefician a la piel de tres maneras clave. En primer lugar, actúan como un escudo protector al impedir que los microorganismos malos provoquen una reacción inmunitaria. «Esto crea un entorno más calmado para la piel», afirma. En segundo lugar, producen unos antibióticos naturales llamados péptidos antimicrobianos que combaten las bacterias malas. Y por último, potencian la funcionalidad de la piel para hacer frente a los factores externos perjudiciales, como los radicales libres, el sol y la contaminación. «Todos estos beneficios ayudan a reducir la inflamación», dice. «Esto ayuda a reducir los brotes y a prevenir el envejecimiento prematuro».

Los prebióticos, que son una fuente de alimento para las bacterias, también son beneficiosos para recalibrar el microbioma de la piel. «Los probióticos son los buenos y los prebióticos contienen lo que los buenos consumen para asegurarse de que prosperan y proliferan», dice Bowe. «Los prebióticos también promueven un conjunto más diverso de bacterias, y la diversidad es clave para una piel sana.»

El factor fortificante
Las cremas hidratantes y los tratamientos con probióticos pueden ayudar a todos los tipos de piel, pero son especialmente beneficiosos para aquellos con inflamación crónica. «Para quienes tienen acné, o afecciones cutáneas como la rosácea y el eczema, pueden aportar una piel más calmada y un mejor control de los brotes», explica Fusco. Un estudio reciente también descubrió que, dado que el sistema inmunitario reconoce a los microorganismos vivos de la piel como extraños, entra en acción de forma natural contra la amenaza potencial, lo que se traduce en menos inflamación, enrojecimiento y golpes, ya que aumenta su respuesta defensiva.

El enfoque suave
Demasiado a menudo, los lavados faciales se vuelven ásperos y despojan a la piel de sus aceites naturales, dejándola con un aspecto y una sensación más secos que nunca. Esto es especialmente problemático en invierno, cuando la piel necesita más hidratación. Un limpiador probiótico o prebiótico, como el limpiador suave hidratante con agua termal prebiótica de La Roche-Posay, ayudará a fortalecer la microflora beneficiosa de la piel y, por tanto, a mantener sana su barrera invisible natural, dice Bowe. Menos es más cuidado de la piel que realmente funciona? Vendido.