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Años tempranos – la influencia de Perugino:
Es casi imposible separar el estilo de Rafael en los primeros años del de su maestro, Perugino. De hecho, la joven mano de Rafael debió de participar en muchos de los principales encargos de Perugino.
La deuda de Rafael con Perugino es evidente cuando se comparan las Bodas de la Virgen con el Cristo entregando las llaves a San Pedro de Perugino. Se puede observar el mismo conjunto de figuras en primer plano, el mismo templo de fondo poligonal y la misma plaza intermedia. Incluso los colores del cuadro derivan de Perugino: el cielo azul sin nubes, los azules, rosas y amarillos profundos y el verde azulado de las colinas. Sin embargo, a pesar de las similitudes, esta obra se aleja de Perugino en la forma y el espacio. Las gráciles figuras se entretejen en una unidad desconocida en el arte de Perugino.
Años intermedios – Florencia:
Durante su estancia en Florencia, Rafael recibió la influencia estilística de varios artistas locales con los que entabló amistad. El más notable fue Fra Bartommeo, de quien Rafael aprendió a sustituir la frágil gracia de Perugino por un movimiento más medido, con más gravedad y grandeza.
Rafael también adaptó invenciones en la pintura que los conocedores habrían reconocido inmediatamente como de Leonardo da Vinci. Por ejemplo, las ideas compositivas de Leonardo están detrás del retrato de Rafael de Maddalena Doni, y también de los paisajes florentinos en los que las figuras están dispuestas en una pirámide o cono, con cada parte conservando una relación dinámica y orgánica con las demás.
El estilo de dibujo de Rafael también cambió en Florencia, donde una mayor parte de su trabajo fue en pluma y tinta, a menudo utilizado como un medio más áspero para generar y explorar ideas, así como para definirlas. Sus bocetos, quizá hechos de memoria, incluyen obras de Donatello, Miguel Ángel y Leonardo.
Años posteriores – Roma:
En Roma la técnica al óleo de Rafael se desarrolló, tal vez por su contacto con la pintura veneciana, pero también en respuesta a su creciente familiaridad con la pintura al fresco. En Roma, Rafael también mostró un creciente interés por el color y la luz como elementos pictóricos independientes de la línea y la forma.
La amplitud de sus empastes en algunos de sus óleos tiene pocos paralelos en la obra de artistas anteriores, lo que significa que puede haber sido una de sus raras innovaciones. Es particularmente evidente en sus pinturas sobre lienzo, y su creciente uso de este soporte es uno de los aspectos de su obra que sugiere su conocimiento del arte veneciano.
Se pueden observar más cambios de estilo y técnica en los dibujos de Rafael a su llegada a Roma. Se observa el abandono gradual de la punta de metal en favor de la tiza, y su uso del nuevo medio de la tiza roja, especialmente para los estudios de los desnudos femeninos en El triunfo de Galatea. El uso de una modelo de desnudo femenino era en sí mismo inusual (el propio Rafael había empleado anteriormente a niños como modelos para las figuras femeninas).
A pesar de estos cambios, los métodos de Rafael como pintor eran notablemente consistentes. Un estudio de composición para el primer retablo de San Nicolás de Tolentino muestra su preocupación por la estructura geométrica subyacente en la composición y su práctica de estudiar cada figura por separado de un modelo vivo.