se desplaza hasta las neuronas cercanas a la columna vertebral que las defensas del organismo han aprendido a no matar -incluso cuando están infectadas- porque no se regeneran fácilmente. Y allí se esconde el virus, que ocasionalmente se reactiva para provocar ampollas que pueden romperse y causar dolorosas llagas. Una vez que se infectan las neuronas, nunca se puede eliminar la infección», dijo la Dra. Akiko Iwasaki, investigadora del Instituto Médico Howard Hughes y profesora de Inmunobiología en la Facultad de Medicina de Yale. «Pero si podemos inhibir la replicación del virus, conseguimos que la respuesta sea más leve y ayudamos a las personas que padecen esta enfermedad.»