Sí, Jesús murió por los pecados de toda persona que alguna vez vivió o que alguna vez caminará sobre la tierra. La Biblia nos dice: «es el sacrificio expiatorio por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.» (1 Juan 2:2 NVI)
Aunque Él ofrece a todos el perdón y la salvación, lamentablemente no todos aceptan sus regalos. Jesús, el Hijo de Dios, salvó al mundo del pecado, de la muerte en el infierno y del poder del diablo. Lo hizo a través de su propia vida perfecta, su muerte y su resurrección.
«Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvar al mundo por medio de él. El que cree en él no se condena, pero el que no cree ya está condenado porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios». (Juan 3:16-18 NVI)
Y unos versos más adelante Jesús continúa diciendo «El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rechaza al Hijo no verá la vida…» (Juan 3:36 NVI)
Muchas personas eligen no creer en Jesús como su Salvador personal del pecado y de una eternidad en el infierno. Pero no hay otro camino al cielo sino a través de la fe en Él. Jesús dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí». (Juan 14:6 NVI)
Jesús murió por los pecados de todas las personas que han vivido, ¡incluidos los tuyos! Eso es lo mucho que Él te ama. Si usted cree en Él como su Salvador, el perdón completo y la salvación en el cielo son suyos. No recibes esos regalos por nada que hagas o dejes de hacer. Es un regalo gratuito, dado por gracia (amor inmerecido). La Biblia dice: «Porque por gracia habéis sido salvados mediante la fe -y esto no procede de vosotros, sino que es un don de Dios-, no por obras, para que nadie pueda gloriarse». (Efesios 2:8-9 NVI)