INTRODUCCIÓN: Es un viejo dicho que la gente teme hablar en público más que a la muerte. Este miedo crea una variedad de reacciones nerviosas tanto en los oradores jóvenes como en los mayores (murmullos, cambios de peso, «um», apoyarse en el podio) que es casi tan individual como las huellas dactilares. Por lo tanto, parte de mi enfoque al principio de cada semestre es hacer todo lo posible para que mis alumnos de oratoria se sientan cómodos. A continuación, les ayudo a descubrir su idiosincrasia, que les distrae, y trabajamos para eliminarla de sus presentaciones. Cuando los estudiantes se dan cuenta de sus hábitos subconscientes, la mayoría los controlan. Sin embargo, a medida que avanza el semestre, suelo notar que los malos hábitos vuelven a aparecer. Así que busqué una actividad que volviera a centrarnos en lo que habíamos trabajado sin tener que volver al principio.

Aunque la actividad descrita aquí se hizo para ayudar a los estudiantes a ser conscientes de los puntos fuertes y débiles al dar discursos, podría adaptarse fácilmente para ayudar a los estudiantes a identificar los puntos fuertes y débiles en otros ámbitos de su vida académica. Por ejemplo, los educadores podrían hacer que los estudiantes se centraran en sus puntos fuertes y débiles al escribir, al hacer matemáticas, al hablar una lengua extranjera, al hacer exámenes o (de forma más general) al ser un estudiante con éxito.

PROPÓSITO:

*Ayudar a los estudiantes a tomar conciencia de los hábitos positivos que fortalecen sus presentaciones de discursos
*Ayudar a los estudiantes a tomar conciencia de los hábitos negativos que debilitan sus presentaciones de discursos
*Ayudar a los estudiantes a asumir la responsabilidad de maximizar sus hábitos positivos y minimizar sus hábitos negativos cuando presenten su discurso final

PRODUCTOS/ESTRUCTURA:

*Papel y lápiz.

DIRECCIONES:

1. Indique a los alumnos que saquen un lápiz y un papel y escriban cuatro párrafos. Asegure a los alumnos que sólo yo vería sus escritos, para que pudieran ser completamente sinceros y honestos.

Párrafo 1: Escribe 3 de tus puntos fuertes como orador persuasivo. Pueden ser específicos («hablo alto y claro») o generales («soy inteligente»). Pueden ser percepciones propias o lo que usted cree que los demás piensan de usted.

Párrafo 2: Escriba 3 de sus debilidades como orador persuasivo.

Párrafo 3: Explique cómo utilizará sus 3 fortalezas en su próximo discurso.

Párrafo 4: Explica qué harás para superar tus debilidades en tu próximo discurso.

2. Lee las respuestas y compáralas con el discurso real de los estudiantes. Proporcione a los estudiantes retroalimentación sobre lo bien que eliminaron sus debilidades y utilizaron sus fortalezas.

Salidas/experiencias:

Obtuve una variedad de respuestas escritas a esta actividad. Algunas trataban sobre la presentación física: «Tengo un buen contacto visual», «Digo ‘um’ más de lo que me gustaría», «Me siento cómodo», «Me cuesta pernear las palabras grandes». Algunos se referían a cuestiones de organización: «No necesito muchos apuntes», «Me organizo bien», «Me preparo mal, odio escribir», «Si conozco el tema podría hablar todo el día». Estos son sólo algunos ejemplos. Los puntos fuertes los manejó todo el mundo con bastante facilidad, relacionándolos con la tarea en cuestión. Tratar sus debilidades pareció darles más problemas a algunos de ellos, aunque todos se dieron buenas sugerencias que salieron directamente de nuestras discusiones y actividades de principios de semestre. La forma más repetida de tratar sus hábitos de distracción fue practicar. Insisto en la necesidad de practicar a menudo, y más a menudo, y de nuevo. Fue alentador ver que habían captado la importancia de practicar. Algunos incluso sugirieron practicar delante de los miembros de la familia, una propuesta difícil para la mayoría de los jóvenes. Otras ideas: «Trabajaré más en estar concentrado», «Intentaré relajarme», «No escribiré todo, practicaré más», «Diré frases claras». Todos los estudiantes identificaron al menos un punto débil revelador y propusieron una buena idea para solucionarlo. Pensé que algunos no se tomarían en serio la tarea, pero no fue así. Si se les da responsabilidad a los alumnos, se les ve que lo consiguen.

¿Qué tal les fue en su exposición? Los puntos fuertes se manifestaron fácilmente en los discursos. Los que dijeron que eran organizados dieron discursos organizados; los que dijeron que hablaban alto o tenían buen contacto visual lo hicieron en sus discursos. Estos son algunos ejemplos de los puntos débiles, las estrategias de los alumnos para superar los puntos débiles y cómo les fue en sus discursos:

  • Débil: «No tengo mucha confianza»
  • Cómo superarlo: «Recordarme a mí mismo que puedo BS mi camino a través de él, si es necesario.»
  • Resultado: Dio un discurso bien organizado y convincente. Calificación = A
  • Debilidad: «Un poco nervioso»
  • Cómo superarlo: «Practice.»
  • Outcome: Paseaba de un lado a otro, miraba al suelo, necesitaba practicar más. Calificación = C.

  • Debilidad: «Moverme hacia atrás & adelante.»
  • Cómo superar: «Trabajar para que mis movimientos signifiquen algo.»
  • Resultado: Recibió puntos de crédito extra por gesticular. Calificación = A.
  • Debilidad: «Hablar demasiado rápido», «decir la palabra um» y «jugar con mi pelo».
  • Cómo superar: «Reduciré mi ritmo y hablaré más despacio. Intentaré con todas mis fuerzas no decir la palabra ‘um’. No puedo garantizarlo. Intentaré relajarme y no jugar con mi pelo.»
  • Superación: Todavía habló rápido y dijo «um», pero no jugó con su pelo. Calificación = B.
  • Debilidad: «Hablo demasiado rápido» y «no puedo quedarme quieto»
  • Cómo superarlo: «Practicar para asegurarme de que no hablo demasiado rápido» y «Encontrar la manera de mantener los dos pies en el suelo»
  • Resultado: Todavía hablaba un poco demasiado rápido, pero con una dicción clara y se mantuvo cómodamente quieto durante todo el discurso. No es perfecto, pero otro sobresaliente.
  • Debilidad: «Tener que tener las cosas escritas»
  • Cómo superarlo: «No escribas todo, practica más»
  • Resultado: Tomó notas para el discurso y lo pronunció con seguridad y con buen contacto visual para un A.

En general, la clase hizo mucho mejor los discursos después de esta actividad que antes. Utilicé muchos discursos de A en mis ejemplos anteriores, pero eso es porque había muchos discursos de A: El 60% de la clase. Era un ejercicio sencillo, pero dirigió su atención y en la mayoría de los casos lograron superar al menos uno de sus puntos débiles.

La experiencia me demostró que el trabajo que estoy haciendo al principio del semestre para que los alumnos sean conscientes de sus hábitos de habla y para que trabajen para superar los que les distraen da sus frutos. Sí recuerdan y son capaces de aplicar la información; sólo necesitan que se les recuerde de vez en cuando en esta etapa de su desarrollo.

Lecciones personales:

Realmente no esperaba que estos estudiantes lo hicieran tan bien en los discursos finales después de ver todos los problemas que habían vuelto en el discurso anterior. No les dije que iba a estar pendiente de estos rasgos cuando viera los discursos, porque quería ver si se daban cuenta por sí mismos y asumían la responsabilidad de hacer el trabajo necesario. Puede parecer que les estoy preparando para el fracaso, pero mientras su organización fuera sólida y su persuasión lógica, seguirían haciéndolo muy bien con los pocos puntos que se les quitaron por pequeños hábitos nerviosos. Pero en casi todos los casos dieron un paso más y asumieron la responsabilidad de su propia mejora. Me alegré de haberles dado las herramientas para tener éxito, y estoy orgulloso de que fueran capaces de utilizar esas herramientas con eficacia después de todo el trabajo que hicimos. Oigo decir a la gente que la generación más joven no tiene esperanza y no está centrada, pero yo sostengo que esta actividad demuestra lo contrario para algunos de ellos.

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