Si has pasado por Gouverneur, seguro que lo has visto. Un paquete gigante de Pep-O-Mint Life Savers®, más grande que la vida, allí mismo, en el verde del pueblo. Quizá te hayas preguntado… «¿Qué diablos hace ahí un paquete gigante de caramelos Life Savers®?». Este monumento tan inusual es un homenaje a un hombre muy interesante, nacido en Gouverneur, llamado Edward John Noble. Y los Life Savers® son sólo una pequeña parte de su historia.

Edward John Noble (1882-1958) nació en Gouverneur, Nueva York, y se educó en las escuelas públicas. Asistió a la Universidad de Syracuse y se graduó en Yale en 1905. En 1913 fundó la empresa LifeSavers® Candy Company.

En 1912, el fabricante de chocolate Clarence Crane, de Cleveland (Ohio), inventó Life Savers® como un «caramelo de verano» que podía soportar el calor mejor que el chocolate. Un día, Crane estaba comprando frascos de aromatizantes en una droguería cuando observó que el farmacéutico utilizaba una máquina para fabricar pastillas. Se manejaba a mano y hacía píldoras redondas y planas. Crane tuvo su idea. Las máquinas de hacer pastillas funcionaban bien para sus caramelos de menta, e incluso pudo añadir el toque de salvavidas haciendo un pequeño agujero en el centro. Crane las llamó LifeSavers®. Tenían una popularidad irónica, ya que el Titanic se había perdido en 1912. El eslogan de Crane: «Para ese aliento tormentoso»

E.J. Noble trabajaba para una agencia de publicidad en la ciudad de Nueva York en 1913, cuando «se dirigió al fabricante de caramelos Clarence Crane con una propuesta para promocionar más ampliamente los caramelos de menta perforados de este último. Crane rechazó el plan, pero ofreció vender todo el negocio por 2.900 dólares». (Watertown Daily Times, 7/2/1980)

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