Javeed Akhter, M.D., Jefe de Sección de Neumología Pediátrica en el Hope Children’s Hospital de Oak Lawn, Illinois, ofrece la siguiente respuesta:
El asma es una enfermedad eminentemente controlable. De hecho, para la mayoría de los enfermos, el control es tan eficaz que equivale a una curación virtual. Pero el asma no es curable del mismo modo que, por ejemplo, una neumonía bacteriana; nunca desaparece del todo. Además, no hay ninguna cura que sea suficiente. Cada vez está más claro que hay muchos tipos de asma, y que difieren mucho en su presentación y génesis. Por ejemplo, el asma que se presenta como una tos crónica, la «variante del asma con tos», parece ser muy diferente de la variedad que pone en peligro la vida, que da lugar a una insuficiencia respiratoria extrema y a veces a la muerte.
Sin embargo, la condición sine qua non del asma -tal como la entendemos hoy en día- es el aumento de la sensibilidad de las vías respiratorias a muchos agentes diferentes. Estos agentes incluyen los virus respiratorios (el virus del resfriado común), los contaminantes (el ozono y el humo de los cigarrillos), los alérgenos transportados por el aire (la caspa de los animales, el polen y el moho) y el ejercicio, especialmente en un entorno frío y seco. Estos agentes, denominados desencadenantes, inducen una reacción inflamatoria en las vías respiratorias que, a su vez, da lugar a los síntomas habituales de tos, sibilancias, aumento de la producción de mucosidad y dificultad para respirar. El control exitoso del asma implica controlar la inflamación de las vías respiratorias y revertir los síntomas antes de que se desborden.
Los mayores avances en el control del asma pueden ser el cambio de actitud de los médicos hacia el uso de medicamentos preventivos, así como los intentos de hacer que los planes de rescate en casa sean más agresivos y autosuficientes. La disponibilidad de medicamentos selectivos y potentes ha hecho posible estos cambios. Evitando los desencadenantes conocidos del entorno, como el humo del tabaco, los ácaros del polvo, los antígenos de las cucarachas y la caspa de los animales domésticos de sangre caliente, como los gatos y los perros, los pacientes pueden ayudar a minimizar la inflamación de las vías respiratorias. Además, las casas más nuevas, más estrechas y más eficientes energéticamente, la calefacción de aire forzado y las alfombras de pared a pared contribuyen a aumentar los niveles de los desencadenantes de interior.
Otra estrategia eficaz para prevenir la inflamación es el uso de ciertos medicamentos, ya sea a diario durante una estación (para la mayoría de los individuos con asma, es la estación de otoño), durante varias estaciones o durante todo el año. Una clase de estos medicamentos estabiliza los mastocitos, (grandes células llenas de potentes sustancias químicas inductoras de la inflamación llamadas leucotrienos), que recubren las vías respiratorias y desempeñan un papel central en el asma inducida por alergias. Estos inhalantes estabilizadores de los mastocitos incluyen la cromolina y el nedocromilo. La cromolina es de especial interés ya que se deriva de la planta Ammi Visnaga, utilizada durante mucho tiempo por los indios americanos como remedio herbal para los cólicos.
Una nueva y emocionante clase de medicamentos orales, llamados modificadores de leucotrienos, neutralizan las acciones de los leucotrienos. Esta clase de medicamentos es la primera nueva clase disponible para el tratamiento del asma en los últimos 20 años y es muy prometedora. Incluye Zafirlukast, Pranlukast y Zileuton. Los medicamentos preventivos más eficaces para el asma pertenecen a la familia de los corticosteroides. Estos medicamentos inhalados se administran a través de botes presurizados o dispensadores de polvo seco e incluyen la beclametasona, la triamcinolona, la flunisolida, la budesonida y la fluticasona. Su uso generalizado es la razón más importante de la mejora del control del asma en las últimas décadas. Debido a que estos medicamentos se aplican directamente a la superficie de las vías respiratorias a través de la inhalación -y, por tanto, no afectan a otras partes del cuerpo como podrían hacerlo si se tomaran por vía oral-, sus efectos secundarios se reducen al mínimo.
Otro avance de actitud en el manejo del asma ha sido el uso temprano y agresivo de medicamentos para el alivio de los síntomas, incluidos los estimulantes de los receptores Beta-2 y cursos cortos de esteroides orales, como parte de la terapia de rescate en casa. Esta forma de terapia tiene la ventaja adicional de hacer que los pacientes y los cuidadores sean autosuficientes y tengan confianza en el manejo de un episodio agudo de asma. Este tipo de autosuficiencia es esencial para controlar con éxito cualquier enfermedad crónica. Y la buena noticia en este frente es que acaba de estar disponible una segunda clase de medicamentos Beta-2 (esencialmente isómeros ópticos más selectivos de sus medicamentos madre).
En los últimos años también se ha producido un esfuerzo concertado por parte de los Institutos Nacionales de la Salud, especialmente el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, y otros organismos para educar a los médicos en las mejores formas de controlar el asma. Los programas educativos de la comunidad, los grupos de apoyo e Internet han desempeñado un papel importante a la hora de proporcionar información útil tanto a los padres de niños asmáticos como a los pacientes.
En resumen, los avances terapéuticos y de actitud en el manejo del asma han sido muy sustanciales en los últimos 15 a 20 años, dando lugar a formas más eficaces y seguras de controlarla. Aunque la cura no está en el horizonte, el control casi completo está al alcance de la mano.