La sociedad incaica era una organización jerárquica vertical dividida en cuatro clases sociales. En la cima del estrato estaba el Sapa Inca, la persona más poderosa del imperio. Por debajo estaba la realeza, formada por los hijos del Sapa Inca y sus parientes cercanos. La tercera clase social era la nobleza, que incluía a los parientes de la realeza y a los que alcanzaban la distinción por sus servicios, como los sacerdotes y los caciques. En la base de la estructura social piramidal se encontraba el ayllu que incluía a la mayoría de la población.

Trabajadores del ayllu recogiendo papas como parte de su trabajo de mita

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La sociedad en los Andes se construía alrededor del ayllu. Todos sus miembros tenían algún tipo de vínculo familiar, como una familia extensa. Todos creían ser descendientes de un ancestro común. El jefe del ayllu era el curaca. El ayllu era también la base de la actividad económica. Los miembros del ayllu trabajaban la tierra y cuidaban el ganado para alimentarse y vestirse, y trabajaban en las minas o como tejedores. Todos estaban obligados a trabajar y contribuir a la mita o impuesto. A cambio, el Inca les aseguraba la alimentación durante todo el año, les proporcionaba productos agrícolas que no se producían en la zona, educación y asistencia sanitaria.

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