Cuando se creó el Servicio Secreto en 1865, la falsificación era una de las principales preocupaciones. En aquella época, entre un tercio y la mitad del dinero que circulaba por el país era falso. De ahí que el presidente Abraham Lincoln creara el Servicio Secreto para perseguir a los delincuentes. Sólo dos años más tarde, en 1867, las funciones de la agencia se ampliaron para incluir la captura de personas que trataban de defraudar al gobierno a través del contrabando, el robo de correo, el fraude de tierras y otros medios.
Irónicamente, Lincoln fue asesinado la noche en que firmó la legislación para crear el Servicio Secreto. Pero no fue hasta el asesinato del presidente William McKinley en 1901 -el tercero de un presidente en ejercicio- que las funciones del Servicio Secreto se ampliaron para incluir la protección presidencial. A lo largo del siglo siguiente, la protección presidencial se modificó constantemente, a menudo como resultado de otro asesinato o intento de asesinato.
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Hoy en día, la protección del Servicio Secreto es obligatoria para el presidente y el vicepresidente y sus familiares directos; los ex presidentes, los cónyuges y los hijos menores de 16 años; los principales candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia y sus cónyuges; y los jefes de Estado extranjeros y sus cónyuges cuando visitan Estados Unidos.(Los hijos adultos de un presidente pueden rechazar la protección.)
La protección del Servicio Secreto también es obligatoria en los eventos designados como Eventos Nacionales Especiales de Seguridad por el jefe del Departamento de Seguridad Nacional – por ejemplo, la Super Bowl. En estos eventos, el Servicio Secreto dirigirá las operaciones de seguridad. Colaborará con las fuerzas del orden locales para garantizar la seguridad de todos, tanto de los dignatarios como del público en general
Durante estos mismos más de 100 años, se han producido otros cambios dentro de la agencia. Por ejemplo, el Servicio Secreto asumió el control del Cuerpo de Policía de la Casa Blanca en 1930 y del Cuerpo de Guardias del Tesoro, ahora llamado Cuerpo de Policía del Tesoro, en 1937. En 1971, la agencia tomó juramento a sus primeras cinco mujeres agentes especiales. Y en 2003, el Servicio Secreto fue transferido del Departamento del Tesoro al nuevo Departamento de Seguridad Nacional.
Tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, y la posterior aprobación de la Ley Patriótica de EE.UU., se encargó a la agencia la creación de una red nacional de Grupos de Trabajo sobre Delitos Electrónicos (ECTF) basada en un modelo que se utilizaba entonces en Nueva York. Los ECTFs trabajan para prevenir y combatir los ataques contra los ciudadanos, las instituciones y las estructuras críticas de Estados Unidos, es decir, los relacionados con la ciberdelincuencia.
Los ECTFs están compuestos por personal de las fuerzas de seguridad locales, estatales y federales, además de fiscales y miembros de la industria privada y del mundo académico. Todos los miembros de los grupos de trabajo colaboran para aportar su experiencia especial en la lucha contra delitos como el fraude bancario, los virus y gusanos, las amenazas de Internet y el robo de identidad. En la actualidad hay 39 ECTF repartidos por todo el país y en Europa. Además, el Servicio Secreto colabora con otros 46 grupos de trabajo sobre delitos financieros.