Los chasquidos, crujidos y estallidos pueden ser sonidos bienvenidos en la mesa del desayuno. Pero cuando se oye un chasquido en el campo de juego, no es algo para alegrarse.

«Muchos pacientes me dirán que oyeron o sintieron un chasquido cuando se rompieron el LCA», dice Mitchell Nesvik, fisioterapeuta del Sistema de Salud de la Clínica Mayo en Onalaska.

El LCA, o ligamento cruzado anterior, es uno de los principales ligamentos de la rodilla. La rotura de este ligamento es una de las lesiones más comunes -y devastadoras- a las que se enfrentan los deportistas.

«La rotura del LCA suele ser una lesión que pone fin a la temporada», afirma Mitchell. «La mayoría de los atletas necesitarán una intervención quirúrgica para reparar la lesión, y la recuperación y la rehabilitación llevan meses».

Alrededor de 200.000 personas se rompen el LCA cada año. La mayoría de ellas practican deportes como el baloncesto, el fútbol y el tenis, que requieren que los jugadores salten, se lancen y pivoten. Alrededor del 70% de las roturas del LCA son lesiones sin contacto. Y la mayoría de los lesionados son mujeres.

«Las mujeres tienen entre 3 y 6 veces más probabilidades de romperse el LCA que los hombres», dice Mitchell.

Los estudios sugieren que las técnicas de salto y aterrizaje de las mujeres son parte de la razón de la diferencia. Muchas mujeres también tienen un desequilibrio de fuerza en los músculos de las piernas, con cuádriceps más fuertes que los isquiotibiales. Ese desequilibrio puede permitir que la tibia se desplace demasiado hacia delante, extendiendo en exceso el LCA.

Estas son las malas noticias. Afortunadamente, Mitchell dice que también hay buenas noticias.

«Hay cosas que se pueden hacer para prevenir una lesión del LCA», explica MItchell.

CENTRARSE EN LA FORMA

Muchas lesiones del LCA son el resultado de aterrizar mal después de un salto. Practicar buenas técnicas de salto puede ayudar a minimizar ese riesgo. Esto incluye:

  • Aterrizar uniformemente sobre ambos pies
  • Doblar las rodillas al aterrizar
  • Alinear el cuerpo con los pies durante el aterrizaje
  • Mantener las rodillas separadas a la anchura de los hombros durante el aterrizaje

Centrarse en ejercicios que fortalezcan el núcleo y ayuden al equilibrio también puede ayudar a mejorar la técnica de salto.

«Un núcleo fuerte te da más control sobre el torso y proporciona estabilidad cuando tienes que cambiar de dirección rápidamente», dice Mitchell.

Fortalecer los músculos de las piernas

Los músculos fuertes y equilibrados de las piernas ayudan a proteger las rodillas. Dado que se cree que la debilidad de los isquiotibiales desempeña un papel en muchas lesiones del LCA, los ejercicios dirigidos a estos músculos pueden ser especialmente beneficiosos. Los rizos de los isquiotibiales con balón de estabilidad son una gran opción. Los levantamientos de peso muerto son otra opción. Añada sentadillas y estocadas, que trabajan los cuádriceps, los isquiotibiales y los glúteos, para fortalecer todas las piernas.

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