¿Qué es la lixiviación? Esta es una pregunta frecuente. Vamos a aprender más sobre los tipos de lixiviación en las plantas y el suelo.
¿Qué es la lixiviación?
Hay dos tipos de lixiviación en el jardín:
Lixiviación del suelo
El suelo de su jardín es como una esponja. Cuando llueve, la tierra de la parte superior absorbe todo lo posible, manteniendo la humedad disponible para las plantas que crecen allí. Una vez que el suelo se llena con toda el agua que puede retener, el agua empieza a filtrarse hacia abajo a través de las capas de roca y subsuelo que hay debajo de tu jardín. Cuando el agua se hunde, se lleva consigo sustancias químicas solubles, como el nitrógeno y otros componentes de los fertilizantes, así como los pesticidas que hayas podido utilizar. Este es el primero de los tipos de lixiviación.
¿Qué tipo de suelo es más propenso a la lixiviación? Cuanto más poroso sea el suelo, más fácil será el paso de los productos químicos. La arena pura es probablemente el mejor tipo de lixiviación, pero no es muy acogedora para las plantas de jardín. En general, cuanta más arena tenga el suelo de tu jardín, más probable es que tengas un exceso de lixiviación. Por otro lado, la tierra con más componente de arcilla presenta menos problemas de lixiviación.
La lixiviación en las plantas es más una preocupación medioambiental que la del mal drenaje. Una vez que los pesticidas se han lixiviado de las propias plantas a través del suelo hasta la capa freática, empiezan a afectar al medio ambiente. Esta es una de las razones por las que muchos jardineros prefieren los métodos orgánicos de control de plagas.
La lixiviación de las plantas en maceta
La lixiviación en las plantas puede ocurrir en las macetas. Una vez que los productos químicos han escurrido por el suelo, pueden dejar una costra de sales solubles en la superficie, que dificulta la absorción de agua por parte del suelo. Eliminar esta costra con agua es el otro tipo de lixiviación.
La lixiviación de las plantas de jardín cultivadas en contenedores es el proceso de lavado de las sales de la superficie del suelo. Vierta grandes cantidades de agua a través de la tierra hasta que corra libremente desde el fondo de la maceta. Deja la maceta en paz durante una hora, y luego vuelve a hacerlo. Repite el proceso hasta que no veas más cobertura blanca en la superficie de la tierra.