El núcleo -una región central en una economía, con buenas comunicaciones y alta densidad de población, que conducen a su prosperidad- se contrapone a la periferia -regiones periféricas con malas comunicaciones y escasa población (para ejemplos, véase el desempleo). Tanto si se define en términos geográficos como sociológicos, el centro representa el lugar de poder y dominio y, sobre todo, la fuente de prestigio, mientras que la periferia está subordinada. En pocas palabras, la relación centro-periferia tiene que ver con la jerarquía» (Azaryahu (2008) Soc. & Cult. Geog. 9, 4).

Los núcleos están asociados a salarios elevados, alta tecnología, e insumos y resultados de alta rentabilidad. Geográficamente, estos procesos han tendido a concentrarse y segregarse, lo que produce lugares donde dominan los procesos centrales y lugares donde dominan los procesos periféricos. A efectos prácticos, pueden denominarse «núcleo» y «periferia», pero nunca deben considerarse puramente uno u otro: los denominados «países centrales» engloban numerosos procesos periféricos, aunque sean minoritarios, y lo contrario ocurre con los «países periféricos»» (Brown et al. (2002) GaWC Res. Bull. 236). Cuando los costes de transporte caen por debajo de un valor crítico, se forma espontáneamente un núcleo-periferia, y las naciones que se encuentran en la periferia sufren un descenso de la renta real» (Krugman y Venables (1995) Qly J. Econ. 110, 4). Lanaspa y Sanz (2001) Papers Reg. Sci. 80 añaden los costes de congestión y las infraestructuras al modelo de Krugman, y Baldwin y Forslid (2000) Economica 67, 267 introducen en el modelo el crecimiento romeriano de la innovación de productos. M. Fujita y J.-F. Thisse (2002) desarrollan un modelo núcleo-periferia en el que los efectos de aglomeración derivados de la concentración de la actividad de I+D en el núcleo, combinados con unos costes de transporte relativamente bajos, generan suficiente valor añadido para compensar con creces la pérdida de actividad de I+D en la periferia.

El modelo ha sido criticado: se ha argumentado que el desarrollo desigual no es la consecuencia inevitable del desarrollo, sino del modo particular de producción utilizado para lograr ese desarrollo (Harris en L. Blume y S. Durlauf2006). Copus (2001) Eur. Plan. Studs 9, 4 considera que la validez de los modelos convencionales (espaciales) de la periferia es «cada vez más cuestionable».

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