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¿Has visto alguna vez esos hermosos pañuelos multicolores que llevan el día de la graduación miles de afroamericanos y estudiantes africanos en todo Estados Unidos? Esas bufandas suelen ser tejidas a mano, brillantes y multicolores, y se llevan para representar la pertenencia a una hermandad o fraternidad negra, o simplemente a una organización estudiantil africana en los diferentes colegios y universidades.

Pues bien, esas bufandas están hechas de un material comúnmente conocido como tela Kente, que tiene su origen en el pueblo Ashanti de Ghana y Costa de Marfil. El pueblo Ashanti solía (y aún lo hace) tejer a mano estas brillantes prendas multicolores para sus reyes y nobles. Se dice que la tradición de la tela kente se desarrolló en el siglo XVII, y que procede de antiguas técnicas de tejido akan que se remontan al siglo XI d.C. (es una de las tradiciones textiles de África). La tela kente se conoce como nwentoma (que significa tela tejida) en lengua akan, y es un tipo de tejido de seda, algodón o rayón hecho con tiras de tela entrelazadas que es originario de la etnia akan/shanti del sur de Ghana (y también de Costa de Marfil). Se teje en un telar de madera, que produce una banda de unos 10 cm de ancho; luego se cosen varias bandas para hacer una tela más grande. Los elaborados dibujos surgen de la mezcla de diferentes técnicas de tejido aplicadas a la misma banda de tela. La calidad de la tela y del tejido indica el rango de la persona, siendo la mejor reservada para los reyes. Los hombres lo llevan como toga, y las mujeres como envoltura superior e inferior. El arte de tejer el kente se transmite sólo a los hombres, de generación en generación. El principal centro de tejido kente está en torno a la región de Kumasi, en Ghana.

Una leyenda ashanti cuenta que dos amigos que habían ido a cazar al bosque se encontraron con una araña gigante (la famosa Ananzé) que estaba tejiendo su tela. Quedaron tan asombrados que permanecieron soldados en el lugar durante dos días, contemplando a la araña en su trabajo. Cuando volvieron de cazar, imitaron al animal y tejieron una tela de rafia. Así nació el primer kente que se ofreció al rey. El Asantehene (rey) quedó tan sorprendido por la belleza del regalo, que elevó a los tejedores al rango de realeza, y se convirtieron en los sastres exclusivos del rey. Cada una de las prendas tejidas para el rey era única, y quien intentaba reproducirlas era castigado severamente.

El kente es una tela real y sagrada de Akan que se usa sólo en momentos de extrema importancia y es la tela de los reyes y la nobleza, antes de encontrar su camino en los bolsos, y bufandas que se venden en todo el mundo hoy en día. En la cultura akan, los diferentes colores y los intrincados dibujos utilizados en el tejido tienen significados tradicionales.

Blanco: es el color de la pureza, la inocencia, la espiritualidad y la paz (mental, colectiva e interior). Se encuentra en muy poca cantidad en el kente (a veces sólo los hilos son blancos). El blanco tiene un carácter divino y sagrado;

Amarillo: es el color del oro, y simboliza la preciosidad, la realeza, la riqueza (financiera, espiritual, intelectual, etc.) y la fertilidad. Se asocia a la generosidad de la tierra. Este color está fuertemente representado en el kente, porque el rey, que lo lleva durante las reuniones públicas, encarna todas estas virtudes: el oro, la realeza, la riqueza, el alto estatus, la gloria, la pureza espiritual. El amarillo, al igual que los rayos del sol, también recuerda la bondad divina.

Negro: es el color del luto, y de la oscuridad, pero también del misterio y del secreto. Se utiliza sobre todo en las ceremonias de iniciación y purificación. Es un color ambivalente que representa tanto el oscurantismo como la elevación espiritual, por lo que es temido y venerado a la vez. Su discreta presencia en el kente recuerda que los nobles son ante todo los guardianes del trono. El negro también representa la maduración y la intensificación de la energía espiritual;

Azul: recuerda los grandes espacios: el mar y el cielo. Simboliza la elevación, la comunión, la humildad, la paciencia y la sabiduría. El rey y los nobles controlan perfectamente su entorno. El azul es el color de la paz, la armonía y el amor. A veces se asocia con el amarillo o el blanco, o con el rojo, para representar la riqueza y el poder que se fundan en la espiritualidad, y que aportan tranquilidad, y equilibrio, y constituye una fuerte garantía de estabilidad para todos los poderes;

Verde: es el símbolo de la vida, el crecimiento y la armonía. El verde recuerda el bosque, los árboles, el nacimiento y la juventud. También está relacionado con la vegetación, la siembra, la cosecha, el crecimiento y la renovación espiritual. Unido al azul y al amarillo en un kente, completa el significado de la vestimenta que expresa riqueza y nobleza fundadas en la humildad, el humanismo y el equilibrio.

Otros colores menos comunes son:

Gris: rituales de curación y limpieza, y se asocia con las cenizas;

Marrón: es el color de la madre tierra, y se asocia con la curación;

Rosa: lo llevan sobre todo las mujeres, se asocia con la esencia femenina de la vida: dulzura, ternura, calma, agradabilidad;

Morado: se asocia con los aspectos femeninos de la vida, y lo llevan sobre todo las mujeres;

Rojo: los estados de ánimo políticos y espirituales, el derramamiento de sangre, los ritos de sacrificio y la muerte;

Plata: la serenidad, la pureza, la alegría, y se asocia con la luna;

Así como los colores tienen un significado, las formas de la tela kente también lo tienen. Hay cinco (5) patrones más utilizados: cuadrado, triángulo, diamante, círculo y cruz.

Cuadrado: es el símbolo de la tierra y el cosmos, con sus cuatro lados marcando la unión entre estas dos entidades. Se asocia a la feminidad, porque la mujer da la vida (creación – procreación). Esta forma es muy común en el kente como recordatorio de que la sociedad akan es matrilineal.

Triángulo: con sus tres lados, representa la vida y la familia. La base simboliza el nacimiento (del mundo) y la existencia (la realización de uno mismo, y el propio destino). La cúspide marca tanto la muerte (física) como la elevación espiritual. Los tres lados representan la unión de los principios masculino y femenino que se combinan para dar un tercer principio, como el padre y la madre que dan a luz al niño o como el intelecto y el corazón que dan a luz la fuerza de voluntad. El triángulo, en esencia, representa simplemente la plenitud; representa la vida de un hombre.

Diamante: son dos triángulos al revés. A menudo presente en el kente que llevan los reyes durante las grandes ceremonias, simboliza la dualidad existencial del monarca: como jefe (el triángulo inferior), y como humano (el triángulo superior). Estos dos están vinculados, lo que significa que ambos destinos como rey y hombre están ligados: todos sus actos como hombre y rey, trabajan para su prestigio y el de la institución real.

Círculo: representa el infinito, sin principio ni fin. Es análogo al poder como concepto de infinito, al igual que la realeza eterna, cuyos orígenes suelen perderse en medio del tiempo. El círculo completo representa el universo, la comunidad de los hombres. Esta figura de esencia divina se encuentra en casi todos los kente que se llevan durante la entronización del rey para recordar a todos su carácter divino.

Cruz: remite al movimiento del agua y del fuego, pero sobre todo a los cuatro puntos cardinales. Cuando se extienden los brazos, simboliza la fuerza vital, el aliento de vida y un hito existencial. La cruz se encuentra en diferentes formas en el kente, pero también en otra tela akan, la adinkra.

Así, el kente puede leerse como un libro abierto a los conceptos filosóficos, políticos y sociales de la sociedad akan. Para saber más, consulta: Historia del kente, Wrapped in pride, Kente designs, asantemankente.com, Afroriental, y Busua Inn. Por encima de todo, el kente es el tejido de la realeza, y debe adornarse con gran orgullo.