Definición

El agua es esencial para la vida y la salud nutricional. Los humanos podemos vivir varias semanas sin comida, pero podemos sobrevivir sólo unos días sin agua. El agua constituye un gran porcentaje del cuerpo, en los músculos, las células grasas, la sangre e incluso los huesos.

Propósito

Cada célula, tejido y órgano necesita agua para funcionar correctamente. El agua transporta los nutrientes y el oxígeno a las células, proporciona un medio para que se produzcan las reacciones químicas, ayuda a eliminar los productos de desecho, contribuye a mantener una temperatura corporal constante y mantiene húmedos los tejidos de la piel, la boca, los ojos y la nariz.

Precauciones

El cuerpo no almacena el exceso de agua, a diferencia de lo que ocurre con otros nutrientes. Con el esfuerzo físico, las necesidades de agua aumentan; por lo tanto, la reposición de líquidos durante el ejercicio es fundamental. Cuanto mayor sea la duración y el esfuerzo físico que realicen los deportistas, más líquido perderán durante los entrenamientos. Para que el cuerpo funcione de forma óptima, es esencial reponer el líquido perdido después de los entrenamientos y mantenerse bien hidratado durante el ejercicio.

El cuerpo puede adaptarse a cambios extremos en la ingesta de agua cuando el cerebro y los riñones funcionan normalmente. Normalmente es posible que una persona consuma suficiente agua para mantener el volumen sanguíneo y el equilibrio de electrolitos en la sangre. Sin embargo, si una persona es incapaz de consumir suficiente agua para igualar la pérdida excesiva de agua, puede producirse una deshidratación.

Descripción

Agua para mantener la vida

El organismo trabaja para mantener el equilibrio hídrico mediante mecanismos como la sensación de sed. Cuando el cuerpo requiere más agua, el cerebro estimula los centros nerviosos del cerebro para animar a la persona a beber con el fin de reponer las reservas de agua.

Los riñones son responsables de mantener la homeostasis del agua corporal (es decir, el equilibrio hídrico) mediante la eliminación de los productos de desecho y el exceso de agua. El agua se absorbe principalmente a través del tracto gastrointestinal y se excreta por los riñones en forma de orina. La ingesta de agua puede variar mucho a diario, influida por factores como el acceso al agua, la sed, los hábitos y los factores culturales. La variación del volumen de agua ingerida depende de la capacidad de los riñones para diluir y concentrar la orina según sea necesario. Existe una reserva de agua fuera del torrente sanguíneo que puede sustituir o absorber el exceso de agua en la sangre cuando sea necesario.

Para un adulto normal, se requiere una ingesta mínima diaria de entre 700-800 ml (0,74-0,84 cuartos de galón) para cubrir las pérdidas de agua y mantener el equilibrio hídrico del organismo. Para evitar la deshidratación y el desarrollo de cálculos renales, se aconseja un mayor consumo de agua (entre 1,4-2 L/día o 1,5-2 cuartos de galón/día). Las pérdidas de agua se producen a través de la evaporación en el aire expirado y a través de la piel. Las pérdidas de sudor suelen ser mínimas, pero pueden ser significativas en climas más cálidos o con fiebre acompañante.

Las siguientes condiciones aumentan las necesidades de consumo de agua. Sin embargo, la cantidad de agua necesaria depende del tamaño del cuerpo, la edad, el clima y el nivel de esfuerzo.

Las necesidades de agua aumentan por:

  • El ejercicio. El agua se pierde a través de la transpiración.
  • Climas cálidos y húmedos.
  • Altitudes elevadas. La frecuencia respiratoria es el doble de rápida que a nivel del mar. A grandes alturas, la mayor parte de la pérdida de agua se debe a la respiración y no a la transpiración.
  • Medicamentos con receta. Si no se dispone del agua adecuada para un correcto flujo sanguíneo, los medicamentos pueden concentrarse en el torrente sanguíneo y ser menos eficaces.
  • Alimentación. Una ingesta reducida de carbohidratos puede tener un efecto diurético porque los carbohidratos almacenan agua.
  • Viajes en avión, autobús o tren. El aire recirculado hace que el agua se evapore de la piel más rápidamente.
  • Enfermedad. La fiebre, la diarrea y los vómitos provocan un aumento de las pérdidas de agua.

Las personas no deben esperar a tener sed para reponer las reservas de agua. Cuando el mecanismo de la sed envía una señal al cerebro para animar a la persona a beber agua, ya se ha perdido entre el 1% y el 3% de los líquidos corporales y la persona está ligeramente deshidratada.

Nutrición para una salud óptima

No sólo es necesaria el agua para mantener la vida, sino también una nutrición adecuada para garantizar una salud óptima. El consumo de una amplia variedad de alimentos, con una ingesta adecuada de vitaminas y minerales, es la base de una dieta saludable. Las vitaminas son compuestos que, en pequeñas cantidades, son esenciales para el funcionamiento y el crecimiento adecuados del organismo. Las vitaminas son liposolubles: A, D, E y K; o hidrosolubles: vitamina B y C. Las vitaminas del grupo B incluyen las vitaminas B1 (tiamina ), B2 (riboflavina ) y B6 (piridoxina), el ácido pantoténico, la niacina , la biotina , el ácido fólico (folato) y la vitamina B 12 (cobalamina).

Los investigadores afirman que ningún nutriente por sí solo es la clave de la buena salud, sino que la nutrición óptima se deriva del consumo de una dieta diversa que incluya una variedad de frutas y verduras. Dado que hay muchos más nutrientes disponibles en alimentos como las frutas y las verduras que en los suplementos vitamínicos, los alimentos son la mejor fuente para adquirir las vitaminas y los minerales necesarios . Los nutrientes minerales se definen como todos los elementos inorgánicos o moléculas inorgánicas que son necesarios para la vida. En lo que respecta a la nutrición humana, los nutrientes inorgánicos incluyen el agua, el sodio, el potasio, el cloruro, el calcio, el fosfato, el sulfato, el magnesio, el hierro, el cobre, el zinc, el manganeso, el yodo, el selenio y el molibdeno. Otros nutrientes inorgánicos son el fosfato, el sulfato y el selenio. Los nutrientes inorgánicos tienen una gran variedad de funciones en el organismo. En particular, los electrolitos se ven afectados por el equilibrio de líquidos (sodio, potasio, calcio, fosfato y magnesio, etc.). Las deficiencias de agua, sodio y potasio son las que más se asocian a la acción nerviosa anormal y a las arritmias cardíacas.

Los estudios de laboratorio con animales han revelado que las deficiencias graves de cualquiera de los nutrientes inorgánicos pueden dar lugar a síntomas muy específicos, y finalmente a la muerte, debido al fallo de las funciones asociadas a ese nutriente. En los seres humanos, la deficiencia de un nutriente puede ocurrir con menos frecuencia que la de varios nutrientes. Un paciente que sufre malnutrición tiene deficiencias de varios nutrientes.

Complicaciones

La deficiencia de sodio (hiponatremia) y los desequilibrios hídricos (deshidratación) son las deficiencias más graves y extendidas en el mundo. Estas deficiencias de electrolitos suelen producirse por pérdidas excesivas del organismo, como por ejemplo durante una diarrea o vómitos prolongados y graves. Las enfermedades diarreicas son un importante problema sanitario mundial, y son responsables de aproximadamente una cuarta parte de los 10 millones de muertes infantiles que se producen cada año. Casi todas estas muertes se producen en zonas empobrecidas de África y Asia, donde son consecuencia de la contaminación del suministro de agua por heces animales y humanas.

La deshidratación es un déficit de agua corporal que se produce cuando la producción de agua supera la ingesta. La deshidratación estimula el mecanismo de la sed, instigando el consumo de agua. La sudoración y la producción de orina disminuyen. Si la ingesta de agua sigue siendo inferior a la pérdida de agua, la deshidratación se agrava.

Las causas de la deshidratación pueden incluir:

  • vómitos
  • diarrea
  • diuréticos
  • calor excesivo
  • sudoración excesiva
  • fiebre
  • disminución de la ingesta de agua

La deshidratación induce a que el agua se desplace desde el depósito del interior de las células a la sangre. Si la deshidratación progresa, los tejidos del cuerpo comienzan a secarse y las células empiezan a marchitarse y a funcionar mal. Las células más susceptibles a la deshidratación son las del cerebro. El resultado puede ser la confusión mental, uno de los signos más comunes de la deshidratación severa, que puede llevar al coma. La deshidratación puede producirse cuando se pierde un exceso de agua con enfermedades como la diabetes mellitus , la diabetes insípida y la enfermedad de Addison.

La deshidratación suele ir acompañada de una deficiencia de electrolitos, sodio y potasio en particular. El agua no se desplaza tan rápidamente desde el depósito del interior de las células a la sangre cuando la concentración de electrolitos está disminuida. La presión arterial puede disminuir debido a un menor volumen de agua que circula en el torrente sanguíneo. Un descenso de la presión arterial puede provocar mareos o una sensación de desmayo inminente, especialmente al ponerse de pie (hipotensión ortostática). El desequilibrio continuado de líquidos y electrolitos puede reducir aún más la presión arterial, provocando un shock y daños en muchos órganos internos, como el cerebro, los riñones y el hígado.

El consumo de agua simple suele ser suficiente para la deshidratación leve. Sin embargo, cuando se han producido pérdidas tanto de agua como de electrolitos después de un ejercicio vigoroso, deben reponerse los electrolitos, el sodio y el potasio en particular. Añadir un poco de sal al agua potable o consumir bebidas como Gatorade durante o después del ejercicio puede reponer los líquidos perdidos. Las personas con problemas cardíacos o renales deben consultar a un médico sobre la reposición de líquidos después del ejercicio.

La sobrehidratación es un exceso de agua corporal que se produce cuando la ingesta de agua supera la producción. Beber grandes cantidades de agua no suele provocar una sobrehidratación si los riñones, el corazón y la hipófisis funcionan correctamente. Un adulto tendría que beber más de 7,6 L al día (2 galones estadounidenses/día) para superar la capacidad del cuerpo de excretar agua. El exceso de agua corporal hace que los electrolitos de la sangre, incluido el sodio, se diluyan en exceso. La sobrehidratación se produce en individuos cuyos riñones no funcionan con normalidad, principalmente en las enfermedades renales, cardíacas o hepáticas. Las personas con estas enfermedades pueden tener que limitar su consumo de agua y sal en la dieta. Al igual que la deshidratación, el cerebro es el órgano más sensible a la sobrehidratación. Las células cerebrales pueden adaptarse al aumento del volumen de líquido cuando la sobrehidratación aumenta lentamente, sin embargo, cuando se produce rápidamente, puede producirse confusión mental, convulsiones y coma.

Resultados

El consumo de alimentos y líquidos adecuados antes, durante y después del ejercicio puede ayudar a mantener la glucosa en sangre durante el mismo y también a maximizar el rendimiento del ejercicio. Los atletas deben estar bien hidratados antes de comenzar el ejercicio y deben beber suficiente líquido durante y después del ejercicio para mantener la homeostasis. Las mismas reglas se aplican a los no deportistas que participan en la actividad física o se encuentran en condiciones que aumentan la deshidratación. Una atención cuidadosa a la ingesta de agua y a la diuresis debería proporcionar los mejores resultados.

Evitar algunas bebidas como el café, el té, el alcohol y los refrescos con cafeína puede reducir el riesgo de deshidratación. Todas estas bebidas son diuréticas (sustancias que aumentan la pérdida de líquidos). El agua de los alimentos, especialmente las frutas y las verduras, es una gran fuente de líquido. Las frutas y las verduras pueden contener hasta un 95 por ciento de agua, por lo que una dieta bien equilibrada es una buena forma de mantenerse hidratado.

Términos clave

Deshidratación – Déficit de agua corporal que se produce cuando la salida de agua supera la ingesta.

Diurético – Agente o fármaco que elimina el exceso de agua en el organismo aumentando el flujo de orina.

Electrolito – Sustancia como un ácido, bases o sal. La solución acuosa de un electrolito conduce una corriente eléctrica y se ioniza. Los ácidos, las bases y las sales son electrolitos.

Homeostasis – Regulación por parte del organismo de los procesos corporales para mantener el equilibrio interno de la temperatura y el contenido de líquidos.

Sobrehidratación – Exceso de agua corporal que se produce cuando la ingesta de agua supera la producción.

Roles del equipo sanitario

Todos los profesionales sanitarios deben reconocer la importancia de promover una nutrición e hidratación adecuadas. Es fundamental animar a los pacientes a que sigan las directrices de nutrición para una ingesta adecuada de vitaminas y minerales.

Educación de los pacientes

Los expertos en nutrición y los médicos pueden educar a los pacientes y a las personas sobre la importancia de la hidratación, así como sobre la necesidad de una buena nutrición. Los propios individuos pueden familiarizarse con los conceptos para una alimentación saludable utilizando una serie de recursos como la Pirámide de los Alimentos, que proporciona una guía visual para una alimentación saludable. Además, el Departamento de Agricultura y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. han desarrollado directrices dietéticas oficiales que incluyen diez recomendaciones básicas para una alimentación saludable:

  • Tenga como objetivo un peso saludable.
  • Sea físicamente activo cada día.
  • Deje que la Pirámide de los Alimentos le guíe en la elección de sus alimentos.
  • Elija una variedad de granos diariamente, especialmente granos enteros.
  • Elija una variedad de frutas y verduras a diario.
  • Mantenga los alimentos seguros para comer.
  • Elija una dieta baja en grasas saturadas y colesterol, y moderada en grasas totales.
  • Elija bebidas y alimentos para moderar el consumo de azúcares.
  • Elija y prepare alimentos con menos sal.
  • Si toma bebidas alcohólicas, hágalo con moderación.

Recursos

LIBROS

Mindell, Earl y Hester Mundis. La Biblia de las vitaminas de Earl Mindell para el siglo XXI. Londres: Warner Books, 1999.

Rodwell-Williams, Sue. Essentials of Nutrition and Diet Therapy (Con CD-ROM para Windows y Macintosh). Londres: Mosby-Year Book, 1999.

Speakman, Elizabeth y Weldy, Norma Jean. Body Fluids and Electrolytes 8th ed. London: Mosby Incorporated, 2001.

Workman, M. Linda Introduction to Fluids, Electrolytes and Acid-Base Balance. London: W B Saunders Co., 2001.

Periódicos

Beck, L.H. «The aging kidney. La defensa de un delicado equilibrio de líquidos y electrolitos». Geriatrics 55, no. 4 (2000): 26-28, 31-32.

Sawka, M.N. y Montain, S.J. «Fluid and electrolyte supplementation for exercise heat stress.» American Journal of Clinical Nutrition 72, no. 2 Suppl. (2000): 564S-572S.

ORGANIZACIONES

American Dietetic Association. 216 W. Jackson Blvd. Chicago, IL 60606-6995. (312) 899-0040. <http://www.eatright.org/>.

Food and Nutrition Information Center Agricultural Research Service, USDA. National Agricultural Library, Room 304, 10301 Baltimore Avenue, Beltsville, MD 20705-2351. (301) 504-5719. Fax: (301) 504-6409. <http://www.nal.usda.gov/fnic/>.

Otros

Red de profesionales de la alimentación y la nutrición. <http://nutrition.cos.com/>.

Nr-Space, et al. Fluids & Electrolytes CD-ROM. Delmar Publishers, 2001.

Crystal Heather Kaczkowski, MSc.

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