La logística de la última milla es una terminología utilizada para definir el movimiento de las mercancías desde un centro de transporte hasta el destino final de entrega.
Es el último tramo de la gestión de una cadena de suministro que garantiza que las mercancías que entran en un almacén se empaquetan adecuadamente y se envían directamente al cliente.
La parte crítica de todas las empresas de transporte y entrega es la logística de última milla. Según ATKearney, en 2016 la mayoría de las empresas gastaron cerca de 65.000 millones de dólares en la recogida, embalaje y entrega de la última milla. McKinsey and Co señaló que el 50% de los 35.000 millones de dólares de entregas de paquetes nacionales de UPS procedían de pedidos de comercio electrónico directos al cliente.
La última milla se enfrenta a dos retos principales: el precio y la velocidad. Los consumidores quieren que sus productos sean entregados en su casa en el menor tiempo posible y minimizando el coste. Por ello, la logística de última milla tiende a trabajar duro para garantizar el equilibrio de estos factores esenciales para satisfacer las necesidades de los clientes.
La empresa McKinsey &descubrió que el 25% de los estadounidenses, alemanes y chinos están dispuestos a pagar espléndidamente por la entrega en el mismo día; el 5% pagaría con gusto alguna cuota extra para garantizar una entrega puntual y rápida, mientras que el 70% prefiere optar por la opción de entrega a domicilio más barata, independientemente del plazo de entrega.
¿Cómo lo afrontan las empresas?
A lo largo de los años, los centros logísticos se han trasladado de las ciudades a las zonas rurales, en un intento de reducir los costes inmobiliarios. Con el aumento de los envíos en las zonas urbanas, se están desarrollando más sistemas de distribución de varios niveles, en los que los hubs se intensifican con centros logísticos más pequeños.
Las empresas están llevando a cabo actualmente experimentos con servicios de flotas a la carta utilizando servicios de entrega de origen colectivo, como UberRUSH. El uso de estos servicios bajo demanda, tienden a crear un servicio logístico flexible para los minoristas y proveedores al permitirles ampliar su capacidad de entrega temporalmente.
Pueden hacer uso de sus flotas para cubrir la carga base, tras lo cual hacen uso de los servicios a la carta y de las solicitudes de entrega urgente para cubrir los periodos punta. Esto suele ser más barato que poseer una flota más masiva y menos utilizada.
Los expertos opinan que actualmente estamos en la era de la entrega automatizada. Las entregas de última milla, puerta a puerta, a menudo requieren que uno navegue a través de calles atestadas y edificios de oficinas de varios pisos, creando una vía para que los pequeños vehículos autónomos proporcionen una productividad sin igual.
Las ciudades de Hamburgo, Londres y Washington, DC, ya están probando el uso de modernos robots de reparto autodirigidos, con capacidad de navegación inteligente. Es muy probable que dentro de unos años las entregas a última hora se realicen con estas máquinas automatizadas.
Resumen
Con el aumento del uso de la tecnología, hay una oportunidad más significativa para que las empresas de reparto satisfagan las necesidades de sus clientes. Se espera que en los próximos 10 a 15 años se produzcan grandes cambios en el sector.
Las empresas de reparto deben centrarse en las formas de mejorar sus alternativas de entrega, con el fin de administrar y garantizar niveles de servicio excepcionales a sus clientes.