DISCUSIÓN

La médula espinal es una extensión del cerebro que se extiende hasta L1-L2. Está compuesta por neuronas motoras, interneuronas y axones que recorren toda la longitud de la médula espinal. El fascículo gracilis y el fascículo cuneatus, situados en la cara posterior de la médula, transportan información sensorial relativa al tacto ligero y a las vibraciones. El tracto espinotalámico y el tracto espinocerebeloso, situados en la cara anterolateral de la médula espinal, transportan información sobre el dolor, la temperatura y la propiocepción desde las extremidades hasta el cerebro. El tracto corticoespinal y el tracto corticobulbar situados en la porción anteromedial de la médula espinal llevan la información motora del cerebro a las extremidades (3).

El suministro de sangre a la médula espinal lo proporcionan una arteria espinal ASA y dos posteriores, las tres originadas en las arterias vertebrales. Las arterias espinales posteriores se originan ocasionalmente en la arteria cerebelosa inferior posterior. Las arterias espinales se complementan con arterias medulares procedentes de la arteria vertebral en la región cervical y de las arterias intercostales en la región torácica y lumbar. La arteria de Adamkiewicz es una arteria principal que alimenta las arterias espinales en la mitad inferior de la médula espinal y se une a la arteria espinal anterior en T5. La ASA suministra sangre a los dos tercios anteriores de la médula espinal, mientras que las dos arterias espinales posteriores suministran sangre al tercio posterior de la médula espinal (3, 4).

El SCA resulta de una pérdida de suministro de sangre a los dos tercios anteriores de la médula espinal, debido a una causa trombótica o embólica que afecta a la ASA (5, 6). La mayoría de los casos notificados son secundarios a complicaciones postoperatorias en adultos, como la reparación de un aneurisma de aorta abdominal (5), y el paciente presenta una pérdida completa de la función motora por debajo del nivel de la lesión con una pérdida alterada o nula de la sensibilidad (4).

Dependiendo del nivel de la lesión, el paciente corre el riesgo de padecer disreflexia autonómica, disfunción sexual, dolor neuropático, alteración de la marcha y neurogenia intestinal, vesical y cutánea. Los tractos corticoespinal y corticobulbar son abastecidos por el ASA y se ven afectados en el SCA. El tracto espinotalámico y espinocerebeloso puede denominarse área de la cuenca debido a la doble irrigación vascular y a su localización (1, 5). La sensación se altera dependiendo del nivel de afectación en el área de la cuenca. En el SCA, la sensación al tacto ligero está intacta ya que el suministro de sangre al fascículo gracilis y al cuneatus procede de la arteria espinal posterior.

El éxito del tratamiento a largo plazo de la lesión de la médula espinal después de la estancia inicial en el hospital depende de una rehabilitación eficaz y completa de los pacientes antes del alta domiciliaria. Los pacientes necesitan fisioterapia intensiva, terapia ocupacional y apoyo psicológico bajo la supervisión de un profesional sanitario formado en el cuidado de pacientes con lesiones medulares. Los pacientes y sus familias deben ser educados sobre su nuevo diagnóstico y las complicaciones asociadas. Los pacientes deben ser evaluados para obtener equipos médicos que les ayuden con la movilidad y las actividades de la vida diaria en función de su nivel de lesión. La asistencia del trabajo social ayuda a abordar cualquier problema relacionado con el paciente y la familia que afecte a los objetivos del alta. Los pacientes y las familias deben recibir formación para atender y ayudar a las necesidades del paciente. Una visita al hogar por parte de un terapeuta capacitado será beneficiosa para identificar las modificaciones del hogar necesarias según el nivel de la lesión del paciente. Lo ideal es que las modificaciones domésticas recomendadas se realicen antes del alta. Además, el paciente y su familia deben recibir información sobre los grupos de apoyo locales para la integración en la comunidad. Por último, los pacientes necesitarán cuidados fisiátricos a largo plazo para el manejo de la espasticidad, el dolor neuropático, el deterioro de la movilidad y la piel, el intestino y la vejiga neurogénicos.

Nuestros pacientes fueron evaluados inicialmente por mielitis transversa y finalmente fueron diagnosticados de SCA debido a la falta de estudios serológicos y de imagen. Proponemos que se considere la posibilidad de realizar una angiografía de la médula espinal o una angiografía por resonancia magnética de la médula espinal en los pacientes que presentan síntomas motores y sensoriales para evaluar una verdadera lesión isquémica.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.