DISCUSIÓN

Comprender la dimensión sociocultural de las creencias sobre la salud de un paciente mejorará la relación de confianza y la comunicación adecuada, evitará los puntos ciegos culturales y, por tanto, será fundamental para el éxito del encuentro clínico.1 El acuñado es una técnica utilizada en el tratamiento de muchas enfermedades desde la antigüedad. Es una forma de terapia de dermoabrasión que todavía se practica ampliamente en China y el sudeste asiático. Este antiguo método de tratamiento se emplea para librar al cuerpo de la «calidez» o las «energías negativas».

La acuñación implica repetidos golpes de presión hacia abajo en forma lineal sobre la piel lubricada utilizando un objeto duro con borde liso, como una moneda, jade o cuerno de búfalo. El proceso se repite hasta que aparecen equimosis, lo que se interpreta como una «calentura» liberada.2 Por lo tanto, se cree que el acuñado es más eficaz si se producen más equimosis. La acuñación que produce pocos equimosis se considera contraproducente porque se cree que los golpes de presión se han aplicado de forma incorrecta, y esto ha atrapado el «calor» dentro del cuerpo en lugar de liberarlo del mismo. Por lo tanto, esta técnica inflige una enorme cantidad de dolor.

Hay muchas otras metateorías detrás de la eficacia percibida del acuñamiento. Se cree que el acuñado estimula diferentes puntos meridianos del cuerpo, regulando así el flujo sanguíneo para eliminar el «calor» a través de la piel. Creemos que la terapia de acuñación podría aliviar la fiebre en cierta medida. Los golpes de presión provocan la dilatación de los capilares, lo que a su vez provoca la disipación del calor del cuerpo, un proceso similar al de las esponjas tibias para aliviar la fiebre. Esto se ve reforzado por el uso de lubricantes como el alcanfor. La equimosis de color rojo oscuro resultante irradia aún más calor del cuerpo.

El recubrimiento se percibe como seguro a pesar de los informes sobre complicaciones graves asociadas a la técnica.1,3,4La toxicidad del alcanfor es potencialmente mortal y puede enmascarar la presentación de la enfermedad subyacente. Este tratamiento no es aconsejable para las personas con discrasias sanguíneas y las que toman medicamentos antiplaquetarios o anticoagulantes. En ocasiones, los médicos no familiarizados con las culturas asiáticas han confundido las equimosis con el maltrato infantil.5,6 Aunque las equimosis no eran accidentales, tampoco se trataba de un maltrato intencionado. En los países donde el dengue hemorrágico es endémico, los equimosis pueden ser una fuente de confusión diagnóstica.

En la era de la medicina basada en la evidencia, hay poco lugar para la acuñación. A pesar de la disponibilidad de un tratamiento más sencillo y eficaz para la fiebre, la acuñación se sigue practicando ampliamente entre los asiáticos. La medicina tradicional ha sido capaz de llegar a la gente de maneras que la medicina moderna no ha podido. La medicina tradicional china se basa en conceptos como el qi (la enfermedad está causada por el bloqueo de los canales de energía), el yin y el yang (equilibrio de la energía) y el wuxing (cinco elementos). El ayurveda, originario de

India, personaliza el proceso de curación. Estos tratamientos implican un largo tiempo de consulta y tratamiento, emplean una compleja mezcla de preparados de hierbas y una variación de la técnica de tratamiento, cada una de ellas adaptada específicamente a cada individuo.

La asistencia sanitaria moderna basada en la evidencia, a pesar de asentarse sobre bases sólidas, es percibida por algunos como impersonal y poco compasiva. Las estrictas normas de esterilidad y control de calidad exigen la prescripción de medicamentos en envases blíster o inyecciones que vienen en viales estándar. Desgraciadamente, esto se percibe como un enfoque generalizado y colectivo de la atención al paciente.

De hecho, la mayor parte del pensamiento ordinario depende de la percepción, y la mayoría de los fallos del pensamiento son culpa de la percepción, no de la lógica (Edward deBono). Tanto la medicina tradicional como la moderna comparten el objetivo común de mejorar la salud. Por lo tanto, es necesario cambiar la percepción hacia ambas formas de tratamiento. La integración de las consideraciones étnicas y culturales en el plan de estudios de medicina y en el sistema moderno de prestación de servicios sanitarios mejorará la atención y los resultados sanitarios.1

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