Mañana a esta hora, la población de la Tierra contará con unas 200.000 personas más que ahora. Y con este elevado ritmo de crecimiento, las cifras no tardarán en aumentar mucho más allá de nuestra población actual de 7.600 millones: De hecho, las Naciones Unidas prevén que el mundo tendrá que mantener a la asombrosa cifra de 9.800 millones de personas en 2050, lo que plantea la cuestión de cómo nuestro sobrecargado planeta podrá hacer frente a una presión tan fuerte sobre los recursos.

Un nuevo estudio publicado en Sustainability no contribuye a disipar estas preocupaciones. Como informa Chase Purdy para Quartz, investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología se basaron en décadas de datos demográficos de 186 países para determinar las tendencias de la altura y el peso de los seres humanos. El equipo descubrió que, entre 1975 y 2014, el adulto medio creció un 1,3% y aumentó un 14% su peso, lo que provocó un incremento del 6,1% en el consumo de energía. Gracias a este aumento de la masa corporal, el promedio de calorías diarias pasó de 2.465 en 1975 a 2.615 en 2014.

Esencialmente, explica Gibran Vita, coautor del estudio, en un comunicado, los hallazgos sugieren que alimentar a nueve mil millones de personas en la actualidad representaría una tarea totalmente diferente a la de alimentar a ese mismo número en 2050. Según los aumentos de peso y estatura previstos, el ser humano medio del futuro próximo será más grande que su homólogo de 2018 y, en consecuencia, necesitará más alimentos.

Hay varios factores que influyen en esta predicción, escriben los investigadores en su informe. Durante el periodo estudiado, la demanda de energía alimentaria mundial aumentó un 129%. El crecimiento de la población representó el 116% de este incremento, mientras que el aumento de peso y altura supuso otro 15%. El envejecimiento de la población, que tiende a requerir menores niveles de energía, contrarrestó este crecimiento en un dos por ciento, dejando la cifra final en un 129 por ciento en lugar de un 131.

«Dado que el efecto de los cambios biodemográficos es acumulativo, podemos esperar que la inercia observada se prolongue en el futuro», señalan los autores. » … Basándose en las tendencias descubiertas, alimentar a nueve mil millones de personas en 2050 requerirá un total de calorías significativamente mayor que alimentar a las mismas personas en la actualidad.»

Los investigadores analizaron décadas de datos demográficos de 186 países (Cortesía de NITU)

David Jones, de Market Business News, escribe que el aumento de peso medio osciló entre el seis y el 33 por ciento en los 186 países estudiados. El aumento de las necesidades energéticas osciló entre el 0,9% y el 16%. Los países africanos fueron los que más aumentaron en ambas categorías, mientras que los asiáticos fueron los que menos. Un individuo medio de Tonga, por ejemplo, pesa 205 libras y requiere 800 calorías diarias más que el residente medio de Vietnam, que pesa alrededor de 114 libras.

Según el estudio, las necesidades alimentarias no siempre van de la mano de los aumentos de peso y altura. Aunque Japón experimentó aumentos tanto de peso como de altura entre 1975 y 2014, el país mantuvo un nivel similar de demanda de alimentos, un fenómeno que se explica por el rápido envejecimiento de su población. Por el contrario, los habitantes de la India mostraron un aumento de las necesidades energéticas basado en un aumento de peso medio y un envejecimiento moderado. Es probable que los factores ambientales, de estilo de vida y genéticos hayan contribuido a estas discrepancias.

Los científicos ya han ofrecido una serie de soluciones para hacer frente a la ingente tarea de alimentar a nueve mil millones de personas, pero como dice el autor principal, Felipe Vásquez, en el comunicado, las investigaciones anteriores han asumido en gran medida que las necesidades alimentarias de los adultos se mantienen constantes a lo largo del tiempo y de los países.

«Los estudios anteriores no han tenido en cuenta el aumento de las demandas de los individuos más grandes y de las sociedades envejecidas a la hora de calcular las necesidades alimentarias futuras de una población creciente», concluye Vásquez. «Estas suposiciones pueden llevar a errores en la evaluación de la cantidad de alimentos que realmente necesitaremos para satisfacer la demanda futura».»

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