Foto: Stocksy United
Nadine Robertson, que ahora tiene 33 años, tenía 18 años cuando se preparaba para dar a luz a su hijo Jahsiah. No tenía contacto con el padre del niño ni con sus padres y, a medida que se acercaba la fecha del parto, se sentía cada vez más sola y asustada.
«Tenía mucho miedo al dolor y a morir en el parto», dice. «En un momento dado, quise que me hicieran una cesárea porque me aterrorizaba la sensación de que el bebé saliera de mi cuerpo».
Es completamente normal tener ansiedad ante el parto: muchas mujeres temen la perspectiva del dolor, mientras que otras se preocupan por el comportamiento indigno (sí, se hacen caca en la mesa) o por la necesidad de someterse a intervenciones. Otras simplemente tienen miedo de convertirse en madres. «No es extraño tener miedo al parto», dice Maya Hammer, terapeuta que trabaja con mujeres durante el embarazo. «Es un trabajo duro y completamente desconocido», dice.
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La buena noticia es que hay medidas que puedes tomar para ayudar a gestionar tus miedos.
1. Háblalo:
No tengas miedo de hacer preguntas y hablar de lo que te preocupa. Hammer sugiere hablar con alguien -una pareja, un amigo, un médico, una doula o un terapeuta- sobre sus sentimientos tan pronto como surja algo, sin importar lo insignificante que crea que pueda ser. Expresar tus pensamientos puede ayudarte a entenderlos, lo que te permitirá saber cómo afrontarlos. Y aunque puede ser tentador evitar pensar en el parto, ignorar tus preocupaciones puede hacer que el miedo crezca, dice Hammer. En algunos casos, también puede afectar a tu salud mental durante el embarazo. «Si no se aborda el miedo, puede manifestarse en forma de depresión o ansiedad», explica.
Tenga cuidado en quién confía, advierte la doula de parto certificada Kelly Carrington. «Consigue consejos de calidad de personas sensatas», aconseja. A los amigos y familiares les suele gustar compartir historias de terror sobre el parto, pero es más útil escuchar las positivas, explica. Habla con profesionales que vean el parto como un proceso normal y no te asusten con los peores escenarios.
2. Llena tu caja de herramientas:
Si el dolor es tu gran temor, asegúrate de conocer las opciones disponibles en cuanto al manejo del dolor. El mero hecho de saber que tienes herramientas a mano puede aliviar tus preocupaciones. Variar las posiciones de parto puede hacer que el trabajo de parto sea más suave, dice Carrington. Un truco: empieza a entrenar tu cerebro para que piense en las contracciones como sensaciones que te ayudarán a dar a luz, y aprende a respirar y a relajarte con ellas en lugar de luchar contra ellas, dice Hammer. (El yoga prenatal y las clases de meditación pueden hacer maravillas con esto.)
3. Desglósate:
Aunque es una buena idea estar preparada, intenta no centrar toda tu energía en pensamientos sobre el parto. «Cuando hablo con las familias, lo divido todo: lo que ocurre antes del día del parto, el día del parto y luego todo lo que ocurre después», explica Carrington. «Si lo compartimentas, puedes ocuparte de cada sección en lugar de ver el parto como un monstruo enorme».
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4. Ir en equipo:
Por suerte, Robertson se puso bajo el ala de la madre de su pastor, que la guió durante el parto. «Durante el parto, cada vez que me asustaba, la miraba a ella», dice Robertson. «Así es como recuerdo que lo superé. Hacía cosas de forma natural en las que yo ni siquiera pensaba, como atenuar las luces y hablar, e incluso rezar conmigo cuando me asustaba».
Como aprendió Robertson, elegir a las personas adecuadas para que te acompañen puede ayudarte a tranquilizarte. Un aliado fuerte, como una doula o tu pareja, puede abogar por ti, especialmente si vas con un plan de parto con el que todos se sientan cómodos. «A veces, el miedo es a que te quiten el poder», dice Hammer. «Eso ocurre en algunos casos, por desgracia, así que piensa en lo que harás cuando de repente sientas que las cosas no están bajo tu control». Cuenta con un equipo en el que confíes para que te ayude, y sabe que siempre puedes hacer preguntas sobre la marcha.
Sólo recuerda que, por mucho miedo que tengas, lo superarás. Robertson no sólo sobrevivió a ese primer parto, sino que ahora tiene su quinto hijo en camino, y ha hecho del parto el trabajo de su vida. Estudiante de obstetricia, tiene previsto centrar su trabajo en las madres jóvenes. «Quiero ser capaz de dar a las mujeres el mismo apoyo incondicional que me ayudó a mí».
Prueba esto:
El yoga puede ayudar a preparar el cuerpo para el parto (y ayudarte a relajarte). Prueba la postura del tobillo atado. Sentada en el suelo, junta las plantas de los pies. Entrelaza los dedos de las manos alrededor de los dedos de los pies, respira profundamente y siente el estiramiento.
El hecho de no saber cómo se sentirá el trabajo de parto puede hacer que parezca aterrador. Para obtener más información sobre las contracciones consulta este vídeo:
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Una versión de este artículo apareció en nuestro número de septiembre de 2015 con el titular, «Combatiendo el miedo», p. 69.
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