A pesar de la mayor disponibilidad de procedimientos no invasivos para evaluar la masa ósea, el examen histológico de las biopsias óseas transilíacas no descalcificadas sigue siendo una herramienta muy valiosa en el diagnóstico de trastornos óseos metabólicos o malignos. No obstante, los clínicos son a veces reacios a realizar este examen «invasivo», argumentando que podría ser un procedimiento doloroso. El objetivo de nuestro estudio fue evaluar el dolor y la ansiedad descritos por los pacientes en los meses posteriores a la biopsia y caracterizar los posibles efectos secundarios tempranos o tardíos. Un único entrevistador realizó una encuesta telefónica (cuestionario de 19 ítems) a 117 pacientes en los que se había realizado una biopsia ósea por dos médicos experimentados, con el mismo material y un procedimiento anestésico y técnico similar. Los temas abarcaban el dolor durante o después de la biopsia, la ansiedad, la comparación con otros procedimientos potencialmente dolorosos, los efectos secundarios tempranos o tardíos, así como la evaluación global por parte de los pacientes. Casi el 70% de los pacientes consideraron que la biopsia ósea no era dolorosa; en el 25% de los casos hubo algunas molestias en los días siguientes. El procedimiento se describió como similar o menos doloroso que la aspiración de médula ósea, la venopunción o la extracción dental. Alrededor del 90% de los pacientes estimaron que era un procedimiento diagnóstico bastante soportable. Los efectos secundarios no fueron graves. Alrededor del 7% recordó un episodio vasovagal, el 47% de hematomas locales en los días siguientes. No hubo informes de hematomas o infecciones. En manos experimentadas y con un trépano adaptado, la biopsia ósea transilíaca es un procedimiento seguro que aporta una información inestimable en los trastornos óseos.