¿Cuál es el trastorno mental más mortal? La respuesta, que puede sorprenderle, es la anorexia nerviosa. Tiene una tasa de mortalidad estimada de alrededor del 10 por ciento.i ¿Cuál es la causa de esta alta tasa de mortalidad? La respuesta es complicada. Aunque muchas mujeres y hombres jóvenes con este trastorno mueren por inanición y colapso metabólico, otros mueren por suicidio, que es mucho más común en las mujeres con anorexia que en la mayoría de los otros trastornos mentales.

La última semana de febrero es la Semana Nacional de Concienciación sobre los Trastornos Alimentarios. Los trastornos alimentarios incluyen la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. A menudo oímos hablar de la epidemia de obesidad y de las consecuencias para la salud de comer en exceso, pero los peligros de la anorexia y la bulimia son menos reconocidos. He aquí algunos datos poco conocidos sobre los trastornos alimentarios, todos ellos extraídos de una investigación financiada por el NIMH.

En primer lugar, la demografía de los trastornos alimentarios puede estar cambiando. El National Co-Morbidity Study-Replication, un estudio epidemiológico basado en la población financiado por el NIMH de hace una década, tuvo dificultades para estimar la prevalencia de los trastornos alimentarios porque los investigadores descubrieron que muchos encuestados eran reacios a admitir estos síndromes durante una entrevista estructurada. No obstante, el estudio informó de que estos trastornos son más comunes en las mujeres. La tasa de anorexia nerviosa a lo largo de la vida entre las mujeres se estimó en un 0,9%, en comparación con el 0,3% entre los hombres. La tasa de bulimia nerviosa a lo largo de la vida de las mujeres era del 0,5%, frente al 0,1% de los hombres. Y la tasa de por vida entre las mujeres para el trastorno por atracón era del 3,5 en comparación con el 2% entre los hombres.ii Casi con toda seguridad, estas cifras están subestimadas. Hemos visto que las tasas de hospitalización por trastornos alimentarios siguen aumentando, con un incremento del 18% entre 1999 y 2006.iii Además, en contra del estereotipo tradicional de que los trastornos alimentarios afectan mayoritariamente a las mujeres blancas de clase media alta, la composición étnica de las personas que padecen trastornos alimentarios puede estar cambiando. En un viaje reciente a China, cuando pregunté a los funcionarios de salud mental sobre su preocupación número uno, tanto en Pekín como en Shangai, me hablaron de la anorexia nerviosa.

En segundo lugar, los tratamientos para los trastornos alimentarios están cambiando. Tradicionalmente, la anorexia en adolescentes se ha considerado un problema de «sistemas familiares» que requiere una «parentectomía», es decir, la exclusión de los padres o cuidadores del plan de tratamiento del adolescente. Pero una investigación realizada en el Hospital Maudsley de Londres, que fue reproducida en Estados Unidos por Le Grange y Lock, ha demostrado que los resultados parecen ser mucho mejores si se capacita a los padres y se les incluye, en lugar de excluirlos, del tratamiento.iv De hecho, un ensayo cuidadosamente controlado que evaluaba la eficacia de un enfoque de tratamiento basado en la familia descubrió que el 50 por ciento de los participantes seguía experimentando una remisión completa un año después de finalizar la terapia.v No está claro si este mismo enfoque funcionará para los pacientes de más edad, pero actualmente se están realizando investigaciones que incorporan a las familias en el tratamiento de los adultos con anorexia. La prueba del principio es importante: la participación de la familia puede ser fundamental para la recuperación.

Aunque es alentador contar con tratamientos nuevos y eficaces, seguimos escuchando a familias con un adolescente que ha recibido cobertura del seguro para recibir cuidados intensivos por una crisis metabólica, pero que no pudo obtener cobertura para el trastorno alimentario subyacente. Es posible que no haya ninguna otra área de la atención de la salud mental con una injusticia tan evidente. Imagina a un adolescente con leucemia que recibe antibióticos para una infección pero no recibe tratamiento para el cáncer. Aunque el dúo dinámico de la paridad de la salud mental y la reforma sanitaria puede conducir a una solución, la cobertura del tratamiento de los trastornos alimentarios será, en última instancia, diferente en cada estado. Esta es una razón más para recordar -al menos una semana al año- que los trastornos alimentarios son trastornos graves, a veces mortales.

i Arcelus J, et al. Mortality rates in patients with anorexia nervosa and other eating disorders. Archives of General Psychiatry, 68(7):724-731.
iiHudson JI, Hiripi E, Pope HG, Kessler RC. The prevalence and correlates of eating disorders in the National Comorbidity Survey Replication. Biological Psychiatry. 2007; 61:348-58.
iiiZhao, Y., y Encinosa, W. Hospitalizations for Eating Disorders from 1999 to 2006. HCUP Statistical Brief #70. Abril de 2009. Agency for Healthcare Research and Quality, Rockville, MD. http://www.hcup-us.ahrq.gov/reports/statbriefs/sb70.pdf
ivLock J y Le Grange D. Family-based treatment of eating disorders. International Journal of Eating Disorders. 2005;37 Suppl:S64-7.
vLock J et al. Randomized clinical trial comparing family-based treatment with adolescent-focused individual therapy for adolescents with anorexia nervosa. Archives of General Psychiatry. 2010 Oct. 67(10):1025-1032.

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