Un nivel adecuado de fibras mixtas (solubles e insolubles)

Ayuda a normalizar la motilidad gastrointestinal y a ralentizar el tiempo de tránsito colónico para promover la máxima absorción del contenido colónico. Las fibras solubles, incluyendo la inulina y los oligosacáridos, pueden funcionar como prebióticos para promover selectivamente el crecimiento de bacterias beneficiosas (por ejemplo, las Bifidobacterias) y proporcionar apoyo nutricional a la mucosa gastrointestinal y a las células entéricas. La fibra reduce la digestibilidad de la dieta, por lo que hay que tener cuidado de que no sea excesiva.
Los prebióticos incorporados en algunos alimentos para mascotas incluyen los fructooligosacáridos (FOS), los mananooligosacáridos (MOS) y la inulina (Purina Scientific Review, 2012), y cuentan con una serie de estudios de apoyo que demuestran sus beneficios para la salud digestiva de los perros. Los prebióticos también pueden desempeñar un papel directo en las defensas del huésped y la inmunomodulación. Los prebióticos son fermentados selectivamente en el colon por microorganismos beneficiosos como las Bifidobacterias para producir ácidos grasos de cadena corta (AGCC), incluidos el ácido acético y el ácido láctico. Estos ácidos orgánicos son una fuente de energía para los colonocitos y reducen el crecimiento de bacterias potencialmente patógenas.

Se aconseja una alta digestibilidad de los carbohidratos de más del 90 por ciento

Se aconseja una alta digestibilidad de los carbohidratos (Hand et al, 2011); la mala asimilación de los carbohidratos puede provocar diarrea osmótica o sobrecrecimiento bacteriano (Purina Scientific Review, 2012).

Bajo contenido en grasa

La malabsorción de grasas está asociada a la EII, la EPI, la linfangectasia y a otras causas de diarrea del intestino delgado (Lecoindre et al., 2010). La digestión de las grasas implica ocho pasos, incluyendo el requerimiento de ácidos biliares y lipasa pancreática. La absorción se produce predominantemente a través de las células epiteliales de la punta de las vellosidades, que son las células más susceptibles a las lesiones de la mucosa. Por lo tanto, el daño de la mucosa o las deficiencias de la lipasa pancreática o de los ácidos biliares pueden provocar una mala asimilación de las grasas (Lecoindre et al., 2010).

Una dieta baja en grasas limita la cantidad de grasas malabsorbidas que se fermentan a ácidos grasos hidroxilados, y que pueden exacerbar la diarrea. También ayuda a minimizar la mala asimilación de las grasas, la mala absorción de los ácidos biliares y la consiguiente desconjugación de los ácidos biliares no absorbidos, y minimiza el aumento de la permeabilidad de la mucosa. Dado que las grasas retrasan el vaciado gástrico, una dieta baja en grasas es útil para cualquier paciente que sufra náuseas o vómitos simultáneos. Lo ideal es que las grasas aporten un máximo del 15 por ciento de las calorías totales de la dieta (Hand et al., 2011), y menos que esto en algunos estados de enfermedad.

Los ácidos grasos omega-3 de los aceites de pescado

EPA y DHA ayudan a maximizar los procesos antiinflamatorios naturales al modular la generación y la actividad biológica de los mediadores inflamatorios (Lecoindre et al., 2010).

Alta palatabilidad

Esto es importante ya que muchos pacientes con diarrea crónica pueden sufrir inapetencia.

Niveles adecuados de electrolitos

La diarrea crónica puede causar anomalías en los electrolitos, por ejemplo, sodio, cloruro y potasio (Hand et al., 2011).

Antioxidantes

Queda por determinar si hay beneficios clínicos a largo plazo de la suplementación con antioxidantes para los pacientes con diarrea crónica, pero la oxidación por los radicales libres exacerbará cualquier daño tisular y la inflamación crónica. Los antioxidantes suelen incorporarse a la mayoría de los planes dietéticos para ayudar a proteger las células (LaFlamme et al., 2007).

Diarrea de intestino grueso

Las causas de la colitis incluyen la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), el síndrome del intestino irritable (SII), la colitis ulcerosa histiocítica en los bóxers y las sensibilidades alimentarias. Las tres principales opciones dietéticas a considerar en los casos de colitis son:

  • Alta digestibilidad (grasas e hidratos de carbono digeribles superiores al 90 por ciento de digestibilidad, proteínas superiores al 87 por ciento)
  • Aumento de la fibra (con una mezcla de fibras solubles (particularmente prebióticas) y fibras insolubles)
  • Hipoalergénico (Purina Scientific Review, 2012)

Otros factores dietéticos que pueden ser beneficiosos en la colitis incluyen una dieta baja en grasas para reducir la irritación del colon por los ácidos hidroxilgrasos y las sales biliares, así como un aumento de los ácidos grasos omega 3 para ayudar a reducir la inflamación (Hand et al., 2011). Estos son similares al manejo en la diarrea del intestino delgado.

La elección de la dieta debe basarse principalmente en la naturaleza de la enfermedad clínica presente. Por ejemplo, en la EII y las sensibilidades alimentarias, es probable que sea más preferible una dieta hipoalergénica, mientras que en el SII, el aumento de la fibra puede ser lo más eficaz (Hand et al., 2011). También deben tenerse en cuenta otros factores del paciente; por ejemplo, si un animal tiene una puntuación de condición corporal baja, una dieta rica en fibra puede no ser útil. El tratamiento óptimo de un caso suele implicar un enfoque multimodal con la consideración de la dieta, la medicación y el manejo del entorno. En la Tabla 2 se resumen los fundamentos de cada uno de ellos, junto con las posibles desventajas de la dieta.

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