Hermodice carunculata, el gusano de fuego barbudo, es un tipo de gusano marino nativo del Océano Atlántico tropical y del Mar Mediterráneo.

El género Hermodice pertenece a la familia Amphinomidae, orden Amphinomida, subclase Errantia, clase Polychaeta, filo Annelida y reino Animalia.

El gusano de fuego barbudo suele tener una longitud media de 15 centímetros, pero puede alcanzar hasta 30 centímetros. Se encuentra en muchos entornos marinos como corales, rocas, barro, arena, posidonia y en madera a la deriva, así como en infraestructuras portuarias en aguas poco profundas, desde la superficie hasta los 50 metros de profundidad.

A primera vista, un gusano de fuego barbudo se parece a un ciempiés por su aspecto alargado y aplanado, sus múltiples segmentos, sus sedas blancas y sus parapodios y branquias situados en el lateral de su cuerpo. Sus colores son variados y van del verdoso, al amarillento, al rojizo, al grisáceo pasando por el blanco con brillo nacarado. El cuerpo consta de 60 a 150 segmentos idénticos separados entre sí por una fina línea blanca y protegidos por cutículas. Cada segmento tiene un par de parapodios, una estructura para la locomoción, racimos de cerdas blancas urticantes y branquias rojas o anaranjadas, todo ello en posición bilateral. La parte anterior del gusano se reconoce por unas pequeñas protuberancias, llamadas carúnculas, que tienen el mismo color que las branquias de los cuatro primeros segmentos. La boca es ventral y se encuentra en el segundo segmento. La cabeza aparece en el primer segmento e incluye los ojos y otros órganos sensoriales.

Hermodice carunculata es un depredador voraz y se alimenta de organismos muertos o en descomposición y de pólipos de coral. Es una criatura lenta y no se considera una amenaza para los humanos a menos que la toque un buceador o nadador descuidado.

Las cerdas, cuando se ensanchan, pueden penetrar en la piel humana, inyectando una potente neurotoxina y produciendo una intensa irritación y una dolorosa sensación de ardor alrededor de la zona de contacto. La picadura también puede provocar náuseas y mareos. Esta sensación dura hasta unas horas, pero puede seguir sintiéndose un doloroso cosquilleo alrededor de la zona de contacto. En caso de contacto accidental, la aplicación y retirada de cinta adhesiva ayudará a eliminar las espinas; la aplicación de isopropanol en la zona puede ayudar a aliviar el dolor.

La foto de este gusano de fuego barbudo fue tomada a 8 m de profundidad en la bahía de Xwejni, en la costa norte de Gozo.

Foto tomada por Brian Azzopardi

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