Los investigadores del campo de la psiconeuroinmunología (PNI) estudian las formas en que el sistema inmunitario y el sistema nervioso se comunican entre sí y repercuten en la salud mental y emocional de las personas. Aunque el campo es relativamente nuevo, se han diseñado muchos estudios para examinar la influencia de los sistemas inmunitario y nervioso en las consecuencias psicológicas del estrés. Las investigaciones de la PNI sugieren que el estrés crónico puede provocar o exacerbar trastornos del estado de ánimo como la depresión y la ansiedad, el trastorno bipolar, los problemas cognitivos (de pensamiento), los cambios de personalidad y los comportamientos problemáticos.
El estrés y la depresión
Los subproductos de las hormonas del estrés pueden actuar como sedantes (sustancias químicas que nos provocan calma o fatiga). Cuando estos subproductos hormonales se producen en grandes cantidades (lo que ocurrirá en condiciones de estrés crónico), pueden contribuir a una sensación sostenida de baja energía o depresión. Los patrones habituales de pensamiento que influyen en la valoración y aumentan la probabilidad de que una persona experimente el estrés como algo negativo (como la baja autoeficacia o la convicción de que uno es incapaz de manejar el estrés) también pueden aumentar la probabilidad de que una persona se deprima.
Es normal experimentar una gama de estados de ánimo, tanto altos como bajos, en la vida cotidiana. Aunque algunos sentimientos de «bajón» forman parte de la vida, a veces, las personas caen en sentimientos depresivos que persisten y empiezan a interferir en su capacidad para completar las actividades diarias, mantener un trabajo y disfrutar de relaciones interpersonales satisfactorias. El término Depresión Mayor se utiliza para describir esos periodos de depresión prolongada, incesante y profunda. Los síntomas de la depresión mayor pueden incluir: problemas de sueño, fatiga, cambios en el apetito, sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpabilidad, incapacidad para concentrarse o tomar decisiones, agitación, inquietud e irritabilidad, retraimiento de las actividades placenteras típicas y sentimientos de desesperanza e impotencia. La depresión también se asocia con un aumento de los pensamientos y acciones suicidas, y puede hacer que una persona sea más vulnerable a desarrollar otros trastornos mentales. Para obtener más información sobre la depresión mayor, consulte nuestro centro temático sobre la depresión mayor. Puede encontrar información adicional sobre el suicidio en nuestro centro temático sobre el suicidio.
El estrés y el trastorno bipolar
El estrés crónico y/o grave también puede afectar negativamente a las personas con trastorno bipolar. Esta enfermedad, también conocida como depresión maníaca o trastorno afectivo bipolar, implica cambios drásticos en el estado de ánimo, el nivel de energía y el comportamiento, desde los máximos de la manía (un polo) hasta los mínimos de la depresión mayor (el polo opuesto).
La manía se caracteriza por un estado de ánimo eufórico (alegre y enérgico), hiperactividad, una visión positiva y expansiva de la vida, un sentido inflado de la autoestima y una sensación de que casi todo es posible. Cuando se encuentran en un estado maníaco, los individuos con trastorno bipolar tienden a experimentar una menor necesidad de dormir, pensamientos acelerados, habla rápida (en la que las palabras no salen lo suficientemente rápido como para seguir el ritmo de sus pensamientos acelerados) y una mayor distracción. Los individuos maníacos suelen mostrar falta de juicio e impulsividad, y son propensos a participar en comportamientos y actividades arriesgadas o peligrosas.
Los individuos con Trastorno Bipolar pasan de («ciclo» es el término utilizado por los profesionales de la salud mental) la Manía a los síntomas de la Depresión Mayor, que hemos descrito anteriormente. Los individuos bipolares que se encuentran en un estado depresivo suelen perder el interés por las cosas que antes les producían placer; desarrollan problemas de sueño; se sienten constantemente cansados y fatigados; y tienen estados de ánimo angustiados, negativos e infelices, irritabilidad, mal genio y/o agitación. Además, pueden experimentarse sentimientos de ira, culpa, fracaso y desesperanza.
Las personas con Trastorno Bipolar alternan entre estados de ánimo maníacos y depresivos en el transcurso de días, semanas o meses. Este ciclo de estado de ánimo altera el funcionamiento cotidiano, afectando a la energía, los niveles de actividad, el juicio y el comportamiento. El estrés puede desencadenar un estado de ánimo depresivo o maníaco en alguien con una vulnerabilidad genética al trastorno bipolar. El estrés también puede empeorar un episodio de estado de ánimo bipolar una vez iniciado, aumentando su intensidad y/o prolongando su duración en el tiempo. Para obtener más información sobre el Trastorno Bipolar, consulte nuestro centro de temas relacionados.
Trastornos de estrés y ansiedad
Algunas personas que están estresadas pueden mostrar signos externos relativamente leves de ansiedad, como estar inquietas, morderse las uñas, golpearse los pies, etc. En otras personas, la activación crónica de las hormonas del estrés puede contribuir a la aparición de sentimientos graves de ansiedad (por ejemplo, latidos acelerados del corazón, náuseas, sudoración de las palmas de las manos, etc.), sentimientos de impotencia y una sensación de fatalidad inminente. Los patrones de pensamiento que conducen al estrés (y a la depresión, como se ha descrito anteriormente) también pueden hacer que las personas sean vulnerables a sentimientos de ansiedad intensos.
Los sentimientos de ansiedad o pavor que persisten durante un período de tiempo prolongado; que hacen que las personas se preocupen excesivamente por las situaciones que se avecinan (o por las situaciones potenciales); que conducen a la evitación; y que hacen que las personas tengan dificultades para enfrentarse a las situaciones cotidianas pueden ser síntomas de uno o más Trastornos de Ansiedad. Los Trastornos de Ansiedad (como el Trastorno de Ansiedad Generalizada, el Trastorno de Estrés Postraumático o el Trastorno de Pánico) son uno de los trastornos mentales más diagnosticados en la actualidad. Puede leer más sobre los Trastornos de Ansiedad visitando nuestro Centro Temático de Trastornos de Ansiedad. La información especializada sobre el Trastorno de Estrés Postraumático aparece aquí.
El estrés y el funcionamiento cognitivo
La presencia continua de hormonas del estrés en el organismo puede alterar el funcionamiento y la estructura de algunos aspectos del sistema nervioso. Más concretamente, las hormonas del estrés pueden disminuir el funcionamiento de las neuronas (células cerebrales) en una región del cerebro conocida como hipocampo (una parte del cerebro que es importante para establecer nuevos recuerdos a largo plazo) y en los lóbulos frontales (la parte del cerebro necesaria para prestar atención, filtrar la información irrelevante y utilizar el juicio para resolver problemas). Como resultado, las personas que están crónicamente estresadas pueden experimentar confusión, dificultad para concentrarse, problemas para aprender nueva información y/o problemas en la toma de decisiones.
El estrés y los cambios de personalidad
El término personalidad se utiliza para describir los patrones individuales consistentes de pensamientos, emociones y comportamiento que caracterizan a cada persona a través del tiempo y las situaciones. Se cree que la personalidad de cada individuo está influenciada tanto por un componente «genético» heredado (normalmente llamado temperamento) como por sus interacciones con el entorno. Algunas personas experimentan cambios de personalidad en respuesta a las hormonas del estrés, que forman parte de su entorno interno. No es raro observar los siguientes cambios de personalidad en personas estresadas:
- Irritabilidad
- Hostilidad
- Frustración
- Enfado
- Sentimientos y comportamiento agresivos
- Disminución del interés en la apariencia
- Disminución de la preocupación por la puntualidad
- Comportamiento obsesivo/compulsivo (tratar de hacer frente a pensamientos repetidos no deseados u obsesiones, realizando rituales de comportamiento compulsivo como contar, comprobar, lavar, etc.)
- Reducción de la eficiencia o productividad en el trabajo
- Mentir o poner excusas para encubrir un trabajo deficiente
- Exceso de defensividad o desconfianza
- Problemas en la comunicación
- Aislamiento y retraimiento social
- Impulsividad (expresada como compras impulsivas, juego, comportamiento sexual o similar)